Ecosocialismo: perspectivas y propuestas

Introducción

Existe consenso entre los científicos sobre que estamos ante un desastre ecológico de escala mundial y de que el mismo es antropogénico, es decir, provocado por la actividad humana. Sin embargo, las distintas maneras de concebir ese fenómeno dirigen el pensamiento hacia acciones diferentes. En este artículo revisaremos varias formas de interpretar el problema ambiental contemporáneo, criticaremos las concepciones conservadoras, definiremos lo básico de la propuesta ecosocialista y expondremos qué resistencias enfrenta.

Concepciones en debate

Hablar únicamente de efecto invernadero o de cambio climático tiende a ocultar la gravedad, el origen y el carácter político de la relación humano-ecosistema que establece la sociedad contemporánea. Usar el término “crisis” o “emergencia climática”, por otro lado, señala la urgencia del problema, pero no señala su origen ni su politicidad. 

El término “antropoceno” indica que la actividad humana ha tenido un impacto significativo en el planeta, alterando el clima, la geología y los ecosistemas; pero parece señalar que todos los Homo sapiens, indistintamente de sus diferentes organizaciones socioeconómicas, fueran responsables por dicho impacto. El concepto de “capitaloceno” reconoce que es la economía capitalista la que genera el problema. Sin embargo, es certero ubicar al capitaloceno dentro del antropoceno, pues la erradicación del capitalismo es posible; de lograrse ese cambio, continuaríamos en la era en la que la especie humana afecta y transforma el ecosistema planetario, pero para su conservación en vez de para su destrucción.

No asumir que el capitalismo es el responsable de la devastación ecológica provee explicaciones limitadas a ese problema. Permite pensar que el mismo sucede porque la gente consume demasiado o los humanos siempre son destructores. Este pensamiento no acoge la idea de que la gente consume lo que se produce, por lo cual la clave recae en quién  controla la producción y con qué intenciones. En la actualidad, la producción la controlan los capitalistas con el propósito de generar ganancias. Este pensamiento tampoco permite notar que los humanos nunca han sido tan destructores como en el capitalismo: desde su fundamento extractivista, el capitalismo interpreta a la naturaleza como cosa a poseer y explotar para sacar ganancias; por la búsqueda de esas ganancias, cada capitalista intenta desarrollar la productividad de sus empresas, lo cual incrementa la naturaleza extraída para producir-vender-“ganar” cada vez más, lo cual es imposible en un contexto de recursos finitos. Pero en el capitalismo no todos tienen igual responsabilidad en las decisiones sobre la base tecnoenergética, el monto de la producción y los propósitos de la producción; es la clase capitalista quien controla eso para acumular ganancias en sus bolsillos.

Explicaciones limitadas generan soluciones igualmente limitadas. No ver el carácter social del problema lleva a soluciones de corte individual, como eliminar sorbetos, usar carros eléctricos y alimentarse vegetarianamente. Esos cambios en conducta, a pesar de sus limitaciones para atender el problema, ayudan a establecer una relación sana con el ecosistema en la medida en que se generalizan como patrón sociocultural. Otras soluciones reconocen el carácter social del problema ecológico; señalan cuestiones como la gigantesca generación de basura, el transporte individual, la base tecnoenergética fósil y sus consecuentes emisiones de gases de invernadero. Ante ello proponen reducir la producción de basura y de plástico, reciclar, establecer el predominio de medios colectivos de transporte y sustituir los combustibles fósiles por fuentes renovables de energía.

Esas propuestas de reforma son valiosas, pero no advierten que el modo de producción es la clave, por lo que creen que el capitalismo verde es posible. Cada una de esas propuestas, al intentar ponerse en práctica a través de reformas y leyes, encuentra que la clase capitalista se les opone porque implantarlas es adverso a sus intereses: reducir la generación de basura exige cambiar los procesos de producción, lo que acarrea costos adicionales a la empresa y reduce sus ganancias; establecer programas de reciclaje requiere que aumente el presupuesto gubernamental, lo que exige recaudar mayores impuestos; establecer un sistema de transporte colectivo compele a recaudar más impuestos y quita mercado a grandes corporaciones automotrices y petroleras; eso último también pasaría al eliminar a los combustibles fósiles como fuentes principales de energía. 

Si la clase capitalista obstaculiza el desarrollo de una relación armónica con el ecosistema, es preciso que dicha clase no exista para implantar dicha relación. Dado que su  existencia se basa en la propiedad privada de los medios de producción, expropiarles y establecer la propiedad colectiva de dichos medios es imprescindible. En términos de sistema económico, expropiar esa clase es un paso fundamental para eliminar el capitalismo, pues este sistema tiende al incremento de la producción, de las ventas y del consumo, proceso que devasta el ecosistema para generar las ganancias de las que se apropian los capitalistas.

La propuesta ecosocialista

¿Con qué sustituir el capitalismo? Lograr que el bienestar de todos los miembros de la sociedad sustituya a la ganancia de unos pocos como prioridad requiere la propiedad social de los medios de producción: es decir, el socialismo. 

Es necesario reconocer los errores de modelos socialistas anteriores. La versión desarrollada en la Unión Soviética fue tremendamente autoritaria porque era dirigida por una burocracia; y sostuvo una relación problemática con el ecosistema porque, asumiendo el productivismo, concibió el bienestar sólo en términos económicos. Algunos modelos llamados “socialistas” (como el escandinavo) solo añaden reformas sociales al capitalismo y tienden a la misma relación dañina con el ecosistema; además, sus logros son efímeros, pues toda limitación a la producción acéfala capitalista peligra ante cada nueva crisis económica y la presión del capital para descartar toda reforma que se le interponga a sus ganancias. 

El desastre ambiental que el capitalismo va perpetrando impele a desarrollar una sociedad que se base en la propiedad colectiva de los medios de producción, en la democracia participativa y en establecer una relación sana con el ecosistema. Precisando, podemos decir que el socialismo propone:

  1. Una economía basada en la propiedad social, colectiva, de los medios de producción. Esto puede ser una combinación de propiedad estatal en las grandes empresas y cooperativas de trabajadores-dueños en las empresas medianas y pequeñas; 

  2. Establecer el bienestar común y una relación armónica con el ecosistema como metas principales de la economía;

  3. Un control democrático de los medios de producción: que los trabajadores dirijan las empresas en las que laboran mediante asambleas en las que deciden qué, cuánto y cómo producen, la jornada laboral, los salarios, el presupuesto de la empresa y elijan la gerencia; 

  4. En empresas de gran tamaño, delegar la dirección a comités de trabajadores, los cuales deben ser electos por los trabajadores y cuyos miembros tendrán salarios normales y serán revocables en cualquier momento; 

  5. Participación comunitaria en los comités de trabajadores, incluyendo consumidores de los productos creados por la empresa; tanto las asambleas de trabajadores como sus comités deben contar con la participación de las comunidades aledañas y de los consumidores de los productos creados por la empresa;

  6. Un orden político profundamente democrático: elecciones plurales en las que la ciudadanía decida quienes dirigirán el país, dirigentes que tendrán salarios normales y serán revocables en cualquier momento; debate público de los asuntos sociales a partir de los cuales la población toma las decisiones importantes; autonomización y democratización de las decisiones de las comunidades residenciales;

  7. Lo anterior implica una cultura de solidaridad, por lo cual vendría enlazado a erradicar el patriarcado. Eso incluye eliminar las dominaciones de género y de orientación e identidad sexual, y promover una cultura de cuidado y empatía hacia el otro;

  8. Como parte de esa cultura de solidaridad, es igualmente imperativo abolir el racismo y la xenofobia, que son problemas que afectan más duramente a la clase trabajadora; 

  9. El internacionalismo: debido a que la economía capitalista opera a escala mundial, su eliminación exige un alcance igualmente internacional; y, dada la escala planetaria del problema ecológico, su solución es posible solo implantando transformaciones mundiales. Esto incluye superar el imperialismo y abandonar las definiciones eurocéntricas de naturaleza, bienestar y progreso.

Dicha estructura económico-política permite implantar y desarrollar una serie de propuestas ecosocialistas. En términos estratégicos, estas se fundamentan en abandonar el productivismo y el extractivismo, y en establecer el decrecimiento hacia la equidad como forma de establecer una relación sana con el medioambiente:

  1. Sustituir la base tecnoenergética fósil por energías renovables (eólica, solar, undimotriz…) para reducir el efecto invernadero; 

  2. Redefinir el consumo: descartar el consumo superfluo y dedicar la producción a satisfacer las necesidades básicas (alimentos, vivienda, salud, educación, transporte, artes, actividad física…);

  3. Reducir basura y lo desechable; transformar la producción para aminorar la generación de desperdicios, promover una cultura de reúso y reparación, y desarrollar el reciclaje de materiales;

  4. Modificar la alimentación: disminuir la producción-consumo de carne, promover la soberanía y la regionalización alimentaria para reducir la huella de carbono resultante del transporte de comida;

  5. Transformar el transporte: sustituir el automóvil individual por medios colectivos (autobuses, trenes, tranvías…) como medio principal de transportación; eliminar los jets privados; reorganizar los asentamientos poblacionales para reducir la necesidad de transporte motorizado;

  6. Reforestar para ayudar a reducir los gases de invernadero y refrescar las ciudades; 

  7. Descartar la producción de armamentos.

Obstáculos y organización

Esta transformación acarrea conflictos. Enfrentará la resistencia de la clase capitalista y sus aliados, como las altas capas gerenciales, pues en ambos casos estos viven al menos cómodamente dentro de, y controlan, el sistema que proponemos erradicar. Esta resistencia se dará desde las diversas estructuras que actualmente son controladas por la clase capitalista. Múltiples agentes ideológicos de la clase capitalista (think tanks, directivos de medios de comunicación masiva, influencers, clérigos conservadores…) y del estado burgués (líderes de partidos burgueses, sean liberales, conservadores, fascistas…) se opondrán al cambio aquí propuesto porque su función es defender la hegemonía burguesa. También los agentes represivos del estado burgués (policías, fiscales, jueces, FBI, fuerzas armadas…) emprenderán contra los ecosocialistas en la medida en que estos amenacen el orden que les asigna el rol de defenderlo mediante la violencia. Es predecible que, una vez constituido un estado ecosocialista, los estados burgueses los ataquen de diversas maneras (embargo comercial, bloqueo económico, sabotajes, invasiones militares…).

Vencer dicha resistencia exige acción internacional masiva organizada; y demanda alcanzar la dirección política, sea mediante un partido, o la alianza de partidos, que promuevan este proyecto de sociedad. ¿Qué clases sociales tenderían a liderar e integrar integrar estas organizaciones políticas? No tanto la pequeña burguesía, pues su espíritu fluctúa entre la precariedad de su pequeño negocio y el sueño de convertirse en capitalistas; tampoco los gerenciales, puesto que están comprometidos con los capitalistas por el superior salario que reciben; ni el lumpenproletariado, porque este está excluido de la relación de producción que le permitiría enfrentar a los capitalistas y su precariedad extrema los torna en demasiado manipulables. La clase trabajadora es la única que pudiera estar interesada en la abolición del capitalismo, pues es la clase explotada en ese sistema, y es la única capaz de hacerlo por su masividad y porque es la que realiza la producción. 

Es importante señalar también que dada la centralidad del conocimiento científico en el entendimiento del problema ecológico, muchos profesionales pueden ser cruciales en este proceso, indistintamente de su ubicación de clase pequeñoburguesa o gerencial. Similarmente, sectores del campesinado (pequeños productores agrícolas) serían imprescindibles para un proyecto ecosocialista por cuanto pueden fungir como centro de un proyecto agroecológico. Estimamos que, en la medida en que el problema ecológico se agrave, más individuos lo reconocerán y actuarán para enfrentarlo, incluso si su clase social no propende a posturas radicalmente críticas del capitalismo.

Conclusiones

 Nuestra especie enfrenta una de las situaciones más difíciles en su historia; y la gravedad de dicho problema requiere derrotar a la clase dominante más poderosa que haya existido. Sin embargo, del otro lado está la clase social más numerosa que haya habitado este planeta, y esta cuenta con instrumentos formidables, como la democracia y la ciencia. Conocer y ejercer poder hacia esta necesaria transformación es imprescindible. El resultado dependerá del lado del cual nos coloquemos.

Bryant Martínez Colón & Ramón Rosario Luna

Bryant Martínez Colón comenzó su activismo político en el movimiento estudiantil en la Universidad de Puerto Rico. Desde ese espacio se vinculó con diferentes luchas sociales, obreras y ambientales. Es militante de Democracia Socialista y su juventud ecosocialista, La Jeco.

Ramón Rosario Luna trabaja como profesor de sociología en el Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico e investiga sobre epistemología, ecología, economía política y música. Es investigador afiliado del Centro de Investigaciones Sociales y miembro de la Asociación Puertorriqueña de Profesores Universitarios y de Democracia Socialista. Es guitarrista y compositor.

Siguiente
Siguiente

Democracia Socialista y la lucha por la independencia