América Latina es blanco de la ofensiva neocolonial de Trump
En sus primeros nueve meses, la administración Trump ha desplazado buques e infraestructura militar al Caribe, bombardeado balseros acusados de narcotraficantes en la región, emitido un arancel de 50% sobre productos de Brasil – porque no acepta el juicio democrático a Bolsonaro y los demás golpistas –, además de mantener presión brutal sobre el gobierno de México para que este reduzca a fuerza los flujos migratorios de latinoamericanos en la frontera y combatas sus propios carteles del narcotráfico.
Estos son solo algunos elementos de una tormenta que va mucho más allá de la personalidad estridente e inestable del primer mandatario estadounidense neofascista. El alevoso asesinato televisado de balseros es una violación a todas las convenciones, estatutos y protocolos internacionales sobre el sometimiento, captura y enjuiciamiento a criminales. (Nadie ha comprobado que los balseros asesinados por misiles norteamericanos no fueran simples pescadores, porque nunca se les dio derecho a la defensa.) Los ataques son la evidencia más grande de que el imperialismo estadounidense bajo Trump impone un giro radical al trato dispensado a la macrorregión que sigue considerando su quintal[i].
En el marco del cambio sustantivo en las relaciones de poder global heredadas de la Segunda Guerra Mundial, a las que el autoritario Trump intenta sustituir por la regla “en el planeta mandan los EE. UU.”, América Latina no podría pasar incólume. ¿Pero por qué México, Brasil y Venezuela son los blancos más inmediatos? Aunque importante, es insuficiente la constatación de que los gobiernos de los tres, a los ojos de los falcones neofascistas capitaneados por Trump, son “de izquierda”. En la gramática trumpista, entiéndase eso como gobiernos del otro lado de su espectro político-ideológico – o que no son defensores directos y sumisos de los intereses del capital yanqui –, no importando las sensibles diferencias entre ellos.
Tan lejos de Dios, tan cerca de Trump
Las presiones sobre el gobierno de México son casi autoexplicativas, teniendo en cuenta su larga frontera común con Estados Unidos, la dependencia económica (más del 80% de las exportaciones mexicanas van al vecino del Norte), además de la fuerza y violencia de los carteles mexicanos de drogas. La retórica agresiva y chantajista contra México empezó en los primeros días de Trump en La Casa Blanca, para imponer a la presidenta Claudia Sheinbaum la supuesta obligación de contener las multitudes de latinoamericanos que históricamente intentaron ingresar a EE. UU. por el Río Grande – bajo la amenaza de aranceles del 25%.
La mandataria contestó con el envío de una tropa de 10 mil efectivos a la frontera[ii]. La presión se amplió – con la permanente amenaza de ingreso directo de tropas yanquis a México, explicitada por el Secretario de Estado, Marco Rubio – para que el gobierno vecino tomara medidas más duras en contra los poderosos carteles domésticos, considerados ahora “terroristas” por el Tío Sam. En lo que va de su mandato, Sheinbaum ya deportó a Estados Unidos 26 personas acusadas de pertenecer al alto eslabón del tráfico, arrestó a más de 30 mil sospechosos de formar parte de organizaciones criminales (en contraposición a poco más de 12 mil prisiones en los seis años de su antecesor) y, ahora en septiembre, firmó un acuerdo con los estadounidenses para reducir al tráfico transfronterizo de armas, de EE. UU. en dirección a México.
Todavía no satisfecha, la administración de Trump amenaza con aranceles más altos si México no deja de importar de China, lo que hace fundamentalmente para complementar su producción de automotores que son mayormente exportados hacia el gigante norteño. Los yanquis todavía no descartan gravar fuertemente las remesas de dólares de ciudadanos mexicanos a su país – actualmente alrededor de 60,000 millones de dólares, casi el 4% del PIB de México – ni bombardeos por drones a laboratorios de drogas en territorio mexicano. Estas y otras cartas de Trump son armas fundamentales en la práctica del chantaje y amenaza.
Hasta ahora, Sheinbaum logró impedir la intervención directa sobre su país, aunque a un costo político alto. Según reportó el New York Times, la gente alrededor de la presidenta, que estaría exasperada con la situación, se queja de que, por más que hagan concesiones, no logran calmarse porque Estados Unidos parece no tener límites en las exigencias. Claudia y sus compañeros de MORENA parecen, por su parte, haberse olvidado (o nunca haberse dado cuenta) que así son los imperialismos, y muchísimo más el imperialismo agresivo neocolonialista de su “parcero” Donald.
Brasil, una agresión que le sale por la culata
Frente a Brasil, el ataque de Trump se ha caracterizado por una injerencia directa en asuntos de la política y justicia internas del país sudamericano. Los aranceles de 50% (los más altos hasta ahora, junto con los impuestos a India) sobre las exportaciones brasileñas a EE. UU. no tienen ninguna justificación económica, aún bajo la lógica proteccionista enloquecida de los falcones de MAGA: la balanza comercial entre los dos países es deficitaria para Brasil, y el mercado estadounidense necesita fuertemente de insumos básicos made in Brazil como el café, la naranja y el acero semi acabado.
La explicación de Trump y Rubio para los aranceles fue explícita: el descontento con el juicio (y ahora condena) de su amigo Jair Bolsonaro y sus auxiliares por intento de golpe el 2022-2023 – proceso de juicio que los yanquis clasifican como “caza de brujas”[iii]. Como ha sido una medida política (seguida de sanciones personales a jueces del Tribunal Supremo y familiares, cuyas visas al país del norte fueron canceladas), rápidamente la contienda comercial se ha vuelto en Brasil motivo de un gran enfrentamiento del gobierno y sectores democráticos en contra de la extrema derecha.
La familia Bolsonaro y sus seguidores se agarraron del ataque imperialista para reivindicarlo, salir a la calle y exigir amnistía a los golpistas, mientras mantenían a un hijo del expresidente en EE.UU, gestionando más ataques. Para lograr su objetivo, se han valido de una alianza parlamentaria con la derecha tradicional oligárquica y corporativista, para pedir que se vote a favor de una amnistía con urgencia al mismo tiempo que promovían un cambio en la Constitución (propuesta de enmienda constitucional, o PEC) para impedir juicios e investigaciones de cualquier tipo a parlamentaristas y presidentes de partidos. Calcularon mal, subestimaron la opinión de las mayorías. La dupla maniobra insufló movilizaciones. El domingo 21 de septiembre, cientos de miles de brasileños salieron a las calles y plazas a protestar contra la “PEC del Blindaje” (o PEC del Bandidismo, como le apodó la sabiduría popular) y contra la amnistía[iv].
El cambio constitucional fue enterrado y, con él, la propuesta de amnistía. De hecho, el embate contra el tarifazo, más la postura de apertura a negociación pero siempre afirmando que la democracia es innegociable, ya le habían otorgado a Lula y su gobierno un alza en apoyo popular. Si es exagerado afirmar que el sentimiento netamente antiimperialista ha logrado mayoría, es verdad que el rechazo a la injerencia yanqui y una defensa de la soberanía han sido fundamentales para la victoria alcanzada por la movilización.
Venezuela, el blanco central
El país latinoamericano y caribeño más amenazado militarmente en este momento es Venezuela, aunque ninguna nación de la región esté exenta de esta potencial amenaza a su soberanía territorial. Venezuela y su revolución bolivariana – enterrada por el autoritarismo y la política anti obrera y popular del madurismo – han sido desde siempre una enorme piedra en los zapatos del imperialismo estadounidense. Ahora, los falcones expansionistas de Trump pretenden derrocar a Maduro, aprovechándose de la enorme debilidad interna de su gobierno, para poner en su lugar una alternativa de extrema derecha sumisa a Washington [v].
Pero, ¿por qué ocurre este cambio en la posición de los Estados Unidos, si el gobierno de Maduro estaba en negociaciones con ellos desde 2018 y le ha vuelto a garantizar que Venezuela sea un proveedor seguro de petróleo? Esto tiene que ver con el reacomodo global, en el nuevo reparto de territorios de influencia y relaciones de poder que está en construcción. El gobierno de Trump quiere al frente del gobierno venezolano un rostro de la nueva ultraderecha fascistoide internacional, que en este caso sería María Corina Machado; no quiere inestabilidad en el reordenamiento, sino sumisión absoluta en el nuevo marco. Otra cosa es lo que puede lograr[vi].
La cuestión es que ese cambio de régimen en Venezuela no pareciera poder ocurrir sin una intervención directa, en cualquiera de sus modalidades, con el consecuente rechazo que eso podría generar en la opinión pública norteamericana, algo que hay que colocar en la ecuación. Esto está haciendo más compleja la situación. Por eso, lanzan mano del combate militar al tráfico internacional de drogas: para intentar arrancar apoyo doméstico a su política intervencionista[vii]. De todos modos, la forma como se ha manejado el desplazamiento militar norteamericano sobre las costas venezolanas pareciera ser, no una actividad de contra información continuada, sino una operación a gran escala de captura de datos de la población venezolana y regional para medir el efecto del desplazamiento y escenarios futuros. Se trata de una nueva fase del uso de la tecnología para fines de guerra.
La oposición venezolana derechista, liderada por María Corina Machado (MCM) – quien debutó de manera virtual en el reciente encuentro de los patriotas libertarios europeos presidido por Meloni – ha pedido sanciones contra Venezuela en el pasado reciente, sin medir los efectos de estas sobre la población humilde. Pero hoy confía en que sean los soldados norteamericanos quienes desplacen del poder a Maduro y la coloquen en el poder. Para ello, ha ofrecido en bandeja de plata el territorio nacional y sus riquezas. Por supuesto que Maduro no ha sido el mejor ejemplo de nacionalismo ni patriotismo, cuando ha permitido la extracción petrolera por parte de trasnacionales gringas en condiciones neocoloniales no conocidas en la historia patria. Pero nada de ello justifica la convocatoria a mancillar el suelo venezolano.
Por ahora la administración norteamericana pareciera apuntar a un desgaste del gobierno de Maduro, apostando en el surgimiento de fisuras internas y el desplazamiento del poder por parte de militares criollos, algo que fracturaría la unidad interna del madurismo y abriría la posibilidad de un escenario Granada, remozado con los avances tecnológicos del momento. La interrogante es: ¿qué harán si no ocurre una fractura en el poder interno?
Un eventual gobierno de María Corina Machado y Edmundo González posintervención militar norteamericano, con sus políticas abiertamente anti trabajadores y los remanentes de la oposición chavista disputándole espacios, haría imposible la gobernabilidad. En consecuencia, el objetivo real de los Estados Unidos pareciera ser el ascenso de una dictadura militar en Venezuela con el asesoramiento directo de su parte, incluida la colocación de bases militares en el país. Esto consolidaría sus propósitos regionales dentro del reordenamiento global.
Se equivoca terriblemente el gobierno de Maduro cuando apela a supuestas diferencias entre Marco Rubio y Trump, asumiendo el papel de consejero protector del inquilino de la Casa Blanca. Lo que ocurre en el Caribe y con Venezuela es una política imperial, no un mal momento de la política norteamericana.
Por otra parte, el desgaste social en Venezuela es tan terrible que la posibilidad de un ataque extranjero no ha despertado la reacción esperada por parte de la población. El gobierno de Maduro ha activado las milicias y el aparato político del PSUV, pero con alcance mucho menor al que difunden. La única manera de despertar un gran frente nacional de rechazo a la intervención norteamericana pasaría por dar paso atrás a su paquete y medidas aplicadas especialmente a partir de 2018, con una recomposición significativa del salario, devolución de los partidos de izquierda a sus legítimos dirigentes y militantes, amnistía general a los presos políticos y movimiento social, redireccionamiento de la riqueza nacional hacia la recuperación de la seguridad social y la vida material del pueblo. Solo dando cinco pasos atrás, el gobierno de Maduro podría generar un cambio en la catastrófica situación actual, pero eso implicaría romper con el programa de la nueva burguesía constituida bajo el rentismo petrolero en los últimos veinte años.
El pueblo venezolano es quien más ha sufrido durante estos 10 años de regresión y asimilación a los intereses del capital por parte del gobierno de Maduro. Millones de venezolanos han tenido que salir a buscar la sobrevivencia más allá de las fronteras patrias, mientras que los que se han quedado en el país viven el drama de la pérdida de seguridad social, la inexistencia salarial y el temor a opinar porque pueden ser detenidos. El pueblo ya ha sufrido demasiado para tener que enfrentar las consecuencias de una operación militar a gran escala. Las bombas, en su mayoría, van a caer sobre las cabezas de gente humilde. Cualquier medida que evite esta crisis debe ser bienvenida.
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[i] “Trump Directs Military to Target Foreign Drug Cartels”, New York Times, 08/08/2025. https://www.nytimes.com/2025/08/08/us/trump-military-drug-cartels.html
[ii] “Mexico’s President Struggles to Escape Trump’s Growing Demands”, New York Times, 30/08/2025. https://www.nytimes.com/2025/08/30/world/americas/mexico-us-trump-sheinbaum.html
[iii] De la carta de Trump a Lula, del 7 de julio de 2025, anunciando los aranceles: «Conocí y traté con el expresidente Jair Bolsonaro, y lo respeté mucho, al igual que la mayoría de los líderes de otros países. La forma en que Brasil ha tratado al expresidente Bolsonaro, un líder muy respetado en todo el mundo durante su mandato, incluso por Estados Unidos, es una vergüenza internacional. Este juicio no debería tener lugar. ¡Es una caza de brujas que debe terminar INMEDIATAMENTE! En parte debido a los insidiosos ataques de Brasil contra las elecciones libres y a la violación fundamental de la libertad de expresión de los estadounidenses (como lo ha demostrado recientemente la Suprema Corte Federal de Brasil, que ha emitido cientos de órdenes de censura SECRETAS e ILEGALES a las plataformas de redes sociales de EE. UU., amenazándolas con multas de millones de dólares y la expulsión del mercado brasileño de redes sociales), a partir del 1 de agosto de 2025, cobraremos a Brasil un arancel de 50% sobre todas y cada una de las exportaciones brasileñas enviadas a Estados Unidos, aparte de todos los aranceles sectoriales existentes. Las mercancías transbordadas para intentar eludir este arancel del 50% estarán sujetas a este arancel más elevado.
[iv] “Atos contra anistia e PEC da Blindagem reúnem multidões pelo Brasil,”, BBC Brasil, 22/9/2025, https://www.bbc.com/portuguese/articles/c20epdl1v26o
[v] A este respecto, vale leer el análisis de Ian Bremmer, del Euroasia Group, Is the US about to invade Venezuela?, in GZero, 3/09/2025. https://www.gzeromedia.com/news/analysis/is-the-us-about-to-invade-venezuela
[vi] “EUA vão invadir a Venezuela? Trump faz pergunta não parecer absurda”, coluna de Sylvia Colombo na Folha de S.Paulo,4/9/2025. https://www1.folha.uol.com.br/mundo/2025/09/eua-vao-invadir-a-venezuela-trump-faz-pergunta-nao-parecer-absurda.shtml
[vii] “EUA preparam opções de ataques contra alvos dentro da Venezuela, diz TV”, https://www1.folha.uol.com.br/mundo/2025/09/eua-preparam-opcoes-de-ataques-contra-alvos-dentro-da-venezuela-diz-tv.shtml?utm_source=newsletter&utm_medium=email&utm_campaign=newsfolha