Por Jorge Lefevre Tavárez (portavoz de Democracia Socialista)
[Las siguientes notas fueron preparadas por el portavoz de Democracia Socialista, Jorge Lefevre Tavárez, para servir de guía a su mensaje en la actividad del 1ero de octubre de 2021 en contra de LUMA, celebrada en la Calle Resistencia]
Saludos a todas las personas aquí presentes.
Antes que todo, felicitamos al Movimiento Socialista de Trabajadoras y Trabajadores, MST, por tomar la iniciativa de convocar a esta actividad en contra de LUMA. Democracia Socialista, junto a otras organizaciones aquí presentes, rápidamente se sumó a la convocatoria del MST. Y precisamente porque aquí nos une una misma causa - el rechazo a la privatización de la Autoridad de Energía Eléctrica y el contrato de LUMA - en este mensaje aprovecharé para destacar solo dos puntos, reconociendo que las demás organizaciones tocarán distintos ángulos de esta lucha.
En primer lugar, quisiera hacer unos comentarios sobre una opinión generalizada entre algunos sectores que en la actualidad se oponen al contrato de LUMA, pero no necesariamente se oponen a la privatización de la Autoridad de Energía Eléctrica. El argumento de esta posición tiene una apariencia razonable. "El problema no es la administración pública o privada", dicen, "sino el que se administre correctamente la energía. Quien sea que administre la AEE, con tal de que sigue los parámetros o las metas correctas, se debe apoyar".
A esta posición quisiera hacer dos críticas. La primera es que, en la medida en que este servicio público pasa a manos privadas, precisamente se aleja de de la sociedad la toma de decisiones con respecto a la generación y la distribución de la energía eléctrica. Entre los muchos elementos que nos ha demostrado el desastre de LUMA es que no importa que exista una Junta de Gobierno de la AEE, no importa que exista un Negociado de Energía, LUMA hace y deshace como desee, escondiendo información, ocultando sus gastos, e incluso pedirá continuamente aumentos en la factura de luz. La privatización de un servicio implica alejar el poder decisional del pueblo.
La segunda crítica que le quiero hacer a esta posición tiene que ver con la manera en que funciona la economía en una sociedad capitalista. En el capitalismo, la economía se mueve a partir de la búsqueda de la ganancias. La privatización de un servicio público tan fundamental como la energía significa, necesariamente, que la empresa privatizadora querrá hacer una ganancia de lo que antes era un servicio público. Así, se convierte un servicio público en una mercancía para enriquecerse. Y esto, también, obstaculiza las metas que tenemos con respecto a la energía en el país. Hay un consenso amplio en la sociedad con que debemos movernos rápidamente hacia la energía solar y abandonar la quema de combustibles fósiles. Sin embargo, para los grandes intereses y su búsqueda de ganancias, esto representa un problema. Somos una isla tropical, y, por lo tanto, recibimos sol durante todo el año. Si nos movemos hacia la energía solar, ¿quién se enriquecería con la importación de petróleo? ¿quién se enriquecería con la importación de gas natural? La contestación: nadie. Por eso, los constantes titubeos a la hora de hablar de la energía solar, independientemente de que incluso la política pública del gobierno indica que, para 2050, deberíamos generar un 100% de nuestra energía de la energía solar.
En resumen, por cualquier lado que se vea, la privatización, a manos de quien sea, representa un empobrecimiento de un servicio público y un proceso de alejar la toma de decisiones del pueblo trabajador.
Ese es el primer punto que quisiera traer en este mensaje. Y el segundo y último es el siguiente. Esta convocatoria, como dije anteriormente, la hizo el MST, y ha resultado en un éxito. Existe, también, una convocatoria, algo anónima y espontánea, que llama a una marcha el 15 de octubre en el Expreso Las Américas. Es posible - y queremos que así sea - que esta convocatoria también sea un éxito.
Pero no nos podemos conformar ni con convocatorias individuales ni con convocatorias espontáneas. Aquí hay una gran diversidad de organizaciones y de sectore del país unida bajo una misma lucha: la oposición al contrato de LUMA. Usualmente, aun cuando tenemos en temas específicos las mismas posiciones, nos encontramos, como sectores, dispersos, fragmentados. Lo ideal sería que podamos unirnos bajo algún tipo de coordinadora, de frente amplio, de frente único, para hacer más efectiva esta lucha en contra de LUMA.
Y, de surgir un espacio así, veremos que estos sectores, que agrupan a distintos sectores del pueblo trabajador, de la clase trabajadora, tenemos muchos intereses comunes, no solo en contra de LUMA, sino en contra, también, del Plan de Ajuste de Deuda, de los recortes presupuestarios, de los rectores a la Universidad de Puerto Rico. Y no solo nos oponemos a las mismas políticas, sino que tenemos políticas comunes que favorecemos: la energía solar, aumentos al presupuesto de la UPR, aumentos a los salarios del magisterio. A través de este frente, podemos ir impulsando los intereses del pueblo trabajador y superar nuestra fragmentación actual.
Por ahora, cierro este mensaje con la consigna que nos trae aquí:
¡Todo Puerto Rico contra LUMA!
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