Por Vanesa Contreras-Capó
“A rainbow coalition of oppressed brothers and sisters of every color” Fred Hampton
El pasado 10 de marzo, después de más de un año sin ir al cine, regresé a la gran pantalla para ver la película Judas and the Black Messiah, dirigida por Shaka King, producida por Ryan Coogler y protagonizada por Daniel Kaluuya y Lakeith Stanfield. Mientras estaba sentada en una sala de cine con 2 personas más, añoré estar en una sala llena y escuchar con una gran masa de gente los fogosos discursos del carismático líder de los Black Panthers, Fred Hampton. Estos marcaron no solo la historia de esta organización, sino de otros movimientos de liberación. Conocer sobre la militancia de este revolucionario que se convirtió en una amenaza para el gobierno imperialista de Richard Nixon, hasta tal punto que Noam Chomsky describió su asesinato como “the greatest domestic crime of the Nixon administration”, me convenció una vez más sobre la necesidad de seguir arriesgando la “pureza” del activismo y exponiéndonos a otros retos y posibles fracasos.
Con tan solo 21 años, a esa edad fue ejecutado por el estado durante una redada en su casa en 1969, y en el año que militó en el Black Panthers Party de Chicago (1968-1969), Hampton no solo puso la acción en la palabra, sino que también fue la inspiración para otros grupos de poblaciones oprimidas. Aunque el activismo político de Fred Hampton no empieza con los Black Panthers Party, en la película vemos a un hombre dedicado en cuerpo y alma al trabajo político de la organización por la liberación negra. Desde el trabajo comunitario a la educación política, no solo de los militantes de la organización, sino también de les niñes a quienes daba desayuno, y atajando las actitudes sexistas entre los miembros de los Panthers, la película se asegura de mostrarnos el compromiso de este guerrillero por la erradicación del sistema racial capitalista. Sabía que estaba en guerra con el estado, pero su estrategia de lucha, a diferencia de lo que estaba pasando en ese momento en otros países del sur global, no era la confrontación directa armada, sino la preparación ideológica de una guerrilla multicultural, atendiendo las necesidades básicas para luego ir más allá:
“We’re gonna fight fire with water. We’re gonna fight racism not with racism, but with solidarity. We’re not gonna fight capitalism with Black capitalism, but with socialism… We’re gonna fight with all of us people getting together and having an international proletariat revolution”.
Aunque en el filme no se menciona la guerra de Vietnam, conocemos la posición no solo de Fred Hampton en torno a este tema, sino de muchos otros activistas negros. En momentos tan convulsos como la década de los 60, Hampton estaba claro de lo que había que hacer y dónde debía dar la lucha en contra del sistema. Por eso, en varias ocasiones llegó a cuestionar a los liberales blancos: “How can you go all the way to Vietnam without first going through the West Side of Chicago?”.
Gene Glickman explica en su artículo “The Short Life and Long Afterlife of Fred Hampton” cómo, una vez Hampton comienza a militar en los Black Panthers, los programas del “Free Breakfast Program for Children”, las clínicas y ambulancias para la comunidad e incluso los bancos de sangre y los autobuses para visitar a los parientes en las cárceles fueron la mejor carta de presentación del capítulo de las panteras de Chicago. Conocemos a un Hampton internacionalista que se aprende los discursos del Ché Guevara, que es solidario con la liberación de Argelia y que está convencido de que su lucha iba más allá de la liberación de su propia gente.
El hermoso y radical proyecto del Rainbow Coalition es uno de sus legados más importantes. Jakobi Williams explica en su libro From the Bullet to the Ballot: The Illinois Chapter of the Black Panther Party and Racial Coalition Politics in Chicago, que “[t]he Rainbow Coalition was all about identity politics,…[f]olks were not asked to abandon their identities, but to use their identities as a way of building bridges to form alliances on poverty or whatever other issue that they believed to be important”. La Coalición llegó a unir bajo una misma sombrilla a los Young Lords, organización de puertorriqueños que comenzó como una pandilla y, gracias a la solidaridad de los Panthers, lograron organizarse como activistas comunitarios, y los Young Patriots. Esta última fue la que más llama la atención ya que se trataba de un grupo de jóvenes blancos pobres del sur cuyo símbolo era la bandera confederada. El compromiso de Fred Hampton de tender puentes con lxs oprimidxs y su claro convencimiento de que frente al estado racista y capitalista de Estados Unidos su mejor arma era la gente, las masas, lo llevó a comentar sobre la bandera racista que “if we can use that to organize, if we can use it to turn people, then we need to do it”. De hecho, los Panthers fueron también un ejemplo para este grupo de blancos sureños que poco después de conocer el impresionante trabajo de las panteras negras en Chicago comenzaron un “Free Breakfast Program” y abrieron clínicas en sus comunidades.
Como diría Fred Hampton, “puedes matar a un revolucionario pero no la revolución”, y así nos encontramos en el año 2021 con un resurgir de los movimientos por la liberación negra y con organizaciones-plataformas como #BlackLivesMatter cada día más eficaces en su denuncia contra el racismo sistémico. A su vez, al igual que lo hicieron los Black Panthers, en Puerto Rico han resurgido proyectos de autogestión comunitaria alrededor del problema del hambre, entre otros, y su apuesta a resolverlo no solo a través de la denuncia, que sigue siendo importante, sino también a través del cuidado colectivo. Conocer la historia de lxs que nos precedieron nos demuestra que no hay espacios ni organizaciones perfectas, no hay cambios con la rapidez que ameritan y, nos guste o no, seguimos cargando con el lastre de una hegemonía cultural racista, patriarcal e imperialista. Sin embargo, hay que seguir apostando al Rainbow Coalition de Hampton, reconociendo que estas coaliciones siempre pueden mejorar y que las tensiones son también parte de las alianzas. Educarnos y educar a otres es parte del proceso político, eso Hampton lo tuvo siempre claro, y en este momento en que las identidades son parte esencial de los movimientos políticos, tal vez podemos reconocer que la única identidad que compartimos entre todes, sin invisibilizar a nadie, es la que asumió y defendió Hampton hasta el final de su vida: “I am a revolutionary”.
Referencias
Discurso de Fred Hampton. Recuperado el 30 de marzo de 2021. https://www.youtube.com/watch?v=ZuYVl8AfxPY
Glickman, G. "The Short Life and Long Afterlife of Fred Hampton". Recuperado el 30 de marzo de 2021. https://www.counterpunch.org/2020/08/28/the-short-life-and-long-afterlife-of-fred-hampton/
McCain, M. “The Panthers and the Patriots”. Recuperado el 1 de abril de 2021.
https://www.jacobinmag.com/2017/05/black-panthers-young-patriots-fred-hampton?fbclid=IwAR1fcbuXsQPHK6tDvxVytyWzf3F7dOGcvfefMAQM4lo-TPOWFG0JlbK-jk4
Williams, J. (2013) From the Bullet to the Ballot: The Illinois Chapter of the Black Panther Party and Racial Coalition Politics in Chicago. University of North Carolina Press.
Zin Education Project. Recuperado el 30 de marzo de 2021. https://www.zinnedproject.org/materials/assassination-of-fred-hampton
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Vanesa Contreras-Capó es co- fundadora de la Colectiva Feminista en Construcción y de la Coalición 8 de Marzo. Actualmente participa en la Coalición 8 de Marzo yen el Centro Interdisciplinario de Investigación y Estudios del Género (CIIEG).
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