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Cercamientos y resistencias: alianzas de vida para reencantar sabroso a Puerto Rico

Por Natalia Santos Orozco



Ser capaces de construir una política para la vida que cierre las brechas de inequidad,

desigualdad, que trabaje por implementar políticas antirracistas y antipatriarcales,

que construya políticas económicas desde otras “alternativas al desarrollo”

que propendan por la conservación ambiental. Esto, sin dudas, implica el tránsito hacia un gobierno alternativo, dispuesto a promover los cambios estructurales en la sociedad.

- Francia Márquez, “El territorio es la vida”


Este es el horizonte que nos propone el actual discurso y política de los comunes:

no la promesa de un retorno imposible al pasado,

sino la posibilidad de recuperar el poder de decidir colectivamente nuestro destino en esta tierra. Esto es lo que yo llamo reencantar al mundo.

- Silvia Federici, Reencantar el mundo



La violencia ha protagonizado el comienzo del 2023 en Puerto Rico. Durante las primeras horas del 1ero de enero, se informaron 6 muertes violentas y se confirmó el primer feminicidio del año. Dos días después, ya se había duplicado la cifra. A estas muertes se suman otras violencias como la que acaba de cometer la Autoridad para las Alianzas Público Privadas y la Junta de Gobierno de la AEE al aprobar, a puerta cerrada y de espaldas al pueblo, la privatización de la generación de energía en Puerto Rico. Esto, unido a la ya privatizada administración de la transmisión y distribución en manos de LUMA Energy, implicará más aumentos en los costos, menos acceso al servicio esencial, más dilación para la urgente transición a formas de energía renovable, inseguridad laboral, más violencia.


También, se han intensificado las violencias ejercidas por el cercamiento y acaparamiento de nuestros bienes naturales, comunes, por parte de entes privados y con respaldo gubernamental y de fuerzas policiales. Ante estas, las comunidades nos unimos para resistirlas y defendernos, como históricamente hemos hecho. Pero existen otras violencias menos evidentes que son consecuencia de las mismas causas y que amenazan con recrudecerse este año. Algunas son las que se ejercen contra las mujeres, desde el estado y en la cotidianidad. Preocupan sobre todo las acciones de los grupos políticos conservadores y de derechas, representantes de las tendencias religiosas fundamentalistas, que no descansan en su intento por restringir las libertades y derechos sexuales y reproductivos de las mujeres y personas gestantes.


Estas violencias derivan de las políticas neoliberales de austeridad en las que siguen insistiendo los gobernantes aliados de los grandes intereses económicos coloniales y empresariales, obedientes a la Junta de Control Fiscal. En otras palabras, profundizan cada vez más la crisis económica, la sujeción colonial, la desigualdad y la violencia misma. Esto incluye el uso de la deuda (la pública y la doméstica), entendida como una forma de cercamiento, para justificar y consolidar dichas políticas [1]. Se trata de una forma extrema de la lógica habitual del capitalismo, la del cercamiento o acaparamiento de los bienes comunes, lo que Marx llamó “acumulación originaria”[2] para explicar el proceso de cercamiento de tierras y de “disociación entre el productor y los medios de producción” en la Inglaterra de los siglos XVI y XVII.


Además de las tierras, el desarrollo del capitalismo requirió (y requiere) el cercamiento y mercantilización de los cuerpos. Como bien demuestra la teórica y activista feminista Silvia Federici en su libro Calibán y la bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria (2010) [3], la esclavitud de las personas indígenas de los pueblos originarios de las Américas y de las africanas negras constituye la manifestación más violenta del cercamiento capitalista de los cuerpos y su deshumanización. De igual manera, la cacería de brujas de los siglos XVI y XVII sirvió sobre todo para el control y encauzamiento de las mujeres, para atenazarlas al trabajo de reproducción social, que fue otra de las formas de acumulación originaria o cercamiento que facilitó el desarrollo capitalista y lo sigue haciendo. Por lo tanto, es posible entender el recrudecimiento de las violencias en la actualidad como resultado de las políticas de cercamiento neoliberales en el contexto del capitalismo en crisis.


En uno de sus libros más recientes, Reencantar el mundo: el feminismo y la política de los comunes (2020) [4], Federici explica que lo que en sus orígenes fue el cercamiento literal - es decir, colocar cercas, demarcar y des-comunizar las tierras para despojar y desplazar al campesinado y transformarlo en mano de obra barata, - se convierte, a partir de la década de los sesenta y setenta del siglo XX, “en un proceso global y aparentemente perpetuo” (Reencantar 39, Federici citando a Claudia von Werlhof). Es lo que David Harvey también llama “acumulación por desposesión”[5]. En palabras de Federici: “En la era del neoliberalismo y la globalización esta estrategia se ha desarrollado al extremo y se ha normalizado, haciendo de la acumulación originaria y la privatización de la ‘commonwealth’ [riqueza común] un proceso permanente, que ahora se extiende a cada área y faceta de nuestra existencia” (Reencantar, p. 135).


Históricamente, las mujeres han liderado la resistencia a las políticas de cercamiento. Como señala Federici: “Hoy en día, con la perspectiva de un nuevo proceso de acumulación originaria, las mujeres suponen la fuerza de oposición principal en el proceso de mercantilización total de la naturaleza” (Reencantar, p. 162). Conviene, pues, repasar lo que ocurre en Puerto Rico, es decir, cómo los cercamientos y la desposesión se reconfiguran en el presente, cómo afectan de manera diferenciada a los grupos vulnerables como las mujeres y personas racializadas. Así podremos comprender mejor el alcance de nuestras resistencias, y defender, sostener y proteger las iniciativas que aportan a la construcción de una sociedad distinta basada en principios de comunalidad y justicia solidaria.


Cercamientos en Puerto Rico


El capitalismo requirió y requiere el control de la reproducción social para su desarrollo. Es así como sigue beneficiándose del trabajo de cuidados y reproducción no remunerado e invisibilizado realizado principalmente por las mujeres en el hogar para poder mantener viva la producción capitalista. Una de las tesis principales de Federici que explican la reestructuración de la reproducción social en la globalización es la reconfiguración de los cercamientos mediante “el ataque concertado a nuestros medios de reproducción más básicos, la tierra, la vivienda y el salario, con el propósito de aumentar la fuerza de trabajo global y reducir drásticamente el costo del trabajo” (Reencantar pp. 42-43). Son prácticas históricas y globales que en Puerto Rico resultan muy familiares, debido a que nuestra situación colonial las ha naturalizado de forma más agresiva y cruel, en comparación con otros países.


Por ejemplo, la desposesión y la falta de acceso a la tierra son de los principales obstáculos enfrentan las personas agricultoras. El siglo XX fue un periodo de cercamientos de tierras y desplazamientos en Puerto Rico, primero debido a la imposición del modelo colonial estadounidense de las centrales azucareras, luego con la implantación del proyecto desarrollista de industrialización de Manos a la Obra. Con la reducción del campesinado, se redujo la producción agrícola y la dependencia en los alimentos importados aumentó progresivamente. La cifra ya es conocida: en la actualidad se importa el 85% de los alimentos que se consumen en Puerto Rico. Este consumo refuerza nuestra dependencia colonial y el capitalismo global, pues esos productos provienen principalmente de corporaciones multinacionales y del agronegocio. Además del impacto negativo al medioambiente de este modelo corporativo, esas ganancias no se reinvierten en el país.


Por otra parte, la desposesión que sufren nuestras comunidades se recrudece hoy bajo las dinámicas de gentrificación alentadas por políticas públicas que responden a los intereses de la banca y que incentivan el inversionismo de acaparadores de tierras y propiedades, en muchos casos extranjeros [6]. Es un fenómeno que arropa las islas. Si en el siglo XX, las campañas militares de la metrópoli justificaron el despojo de más de dos terceras partes de la isla de Vieques [7], y el acceso a la tierra continuó un proceso de restricción progresiva mediante mecanismos jurídicos de titularidad propietaria en todo el país, ahora familias y comunidades luchan en contra de los embargos en plena crisis económica y resisten el desplazamiento provocado por la especulación con la vivienda. Este “aburguesamiento como estrategia de desarrollo” de las zonas empobrecidas, como explica Rafael Bernabe [8], afecta principalmente a las mujeres y personas racializadas pobres, quienes se ven desahuciadas y sin alternativas de vivienda digna.


El cercamiento y la falta de acceso a tierras y viviendas acompañan las medidas neoliberales de austeridad impuestas en las últimas décadas y tienen un efecto empobrecedor de las condiciones de la clase desposeída que dispara la deuda doméstica [9]. Las personas desplazadas se ven obligadas a estar en constante movimiento. Migrantes, las trabajadoras desplazadas carecen de garantías y derechos, sujetas a los vaivenes de una oferta laboral limitada y precaria, con sueldos reducidos, sin beneficios ni prestaciones sociales como plan médico, endeudadas y en condiciones desfavorables para la sindicalización. Muchas se endeudarán aún más para poder subsistir. Este ha sido el caso de Puerto Rico en los últimos años. Si bien las condiciones posdesastres como lo ocurrido tras el paso de los huracanes Irma y María en 2017 aumentaron los desplazamientos de familias y la migración, fue sobre todo la inacción gubernamental (federal y local), el abandono, lo que propició, no solo la huida, también miles de muertes.


Históricamente, además de sus funciones formativas, las universidades han sido espacios de gestación de comunalidades y resistencias. Esta cualidad ha distinguido particularmente a la Universidad de Puerto Rico por ser la principal institución de enseñanza universitaria pública en un país colonizado. Por eso ha sufrido un cercamiento tan feroz. En las últimas décadas se han aplicado de forma extrema las medidas neoliberales de quiebre y reducción de lo público que afectan todos los renglones de su actividad: captación y reducción de presupuesto, autonomía asediada y antidemocracia, reducción de oferta académica, congelación de plazas y precariedad en condiciones laborales, pérdida y amenaza a derechos adquiridos, aumento en el pago de matrícula, etc. [10]. En términos de los efectos, se observa el mismo patrón de pérdida de derechos y desplazamientos, tanto para quienes trabajan en ella como para el estudiantado.


La expropiación de los cuerpos de las mujeres


Otra forma de cercamiento es la que opera sobre los cuerpos de las mujeres. En Reencantar, Federici recupera su tesis de Calibán y la bruja e insiste en los dos procesos que fueron determinantes para el desarrollo capitalista y que sirven ahora para analizar el modo en que se reconfiguran los cercamientos de los cuerpos de las mujeres bajo la globalización capitalista: la feminización del trabajo de reproducción y el control estatal de la sexualidad y la reproducción de las mujeres. Estos procesos están vinculados a los otros cercamientos, pues las mujeres experimentan de forma más aguda las violencias generadas por las políticas neoliberales, debido, precisamente, a la responsabilidad estructuralmente impuesta de sostener reproductivamente el sistema. En palabras de Federici: “De manera paradójica – y, una vez más, recapitulando las mismas condiciones que configuraron la entrada de la mujer en la sociedad capitalista e instigaron dos siglos de caza de brujas –, la misma clase política que hace casi imposible que las mujeres se ganen su sustento y el de sus familias las criminaliza por intentar someterse a un aborto” (Reencantar, p. 45).


Recientemente, en Puerto Rico se evidencia esta fuerza opresiva del estado sobre el cuerpo de la mujer a través de las medidas legislativas que intentan restringir el derecho al aborto impulsadas por las representantes del partido conservador Proyecto Dignidad y con el apoyo de representantes del Partido Nuevo Progresista y el Partido Popular Democrático. Afortunadamente, estos intentos han fracasado pues no han recibido el aval de la mayoría en las Cámaras. Esto se debe en parte a que se ha conformado un frente legislativo progresista entre el Movimiento Victoria Ciudadana y el Partido Independentista Puertorriqueño y representantes independientes que ha logrado detener el avance de estos cercamientos a nuestros cuerpos, derechos y libertades. Se demuestra así lo crucial de no abandonar ninguna de las vías de resistencia que disponemos, entre estas, la electoral.

El aumento en casos de violencia de género evidencia los efectos de los cercamientos neoliberales. Las medidas gubernamentales para atender el problema no han sido efectivas. No han logrado articular la complejidad del fenómeno ni contemplan su carácter estructural. Y cuando pareciera que por fin se hará algo coherente, como la propuesta para la incorporación de la perspectiva de género al sistema educativo público del país, a la hora de la verdad, no se aprueba la medida.


Dando un paso en la dirección correcta, el gobernador Pedro Pierluisi acogió las recomendaciones de organizaciones feministas con un largo historial de luchas por los derechos y la justicia de las mujeres, y nombró Procuradora de la Mujeres a Vilmarie Rivera Sierra. Muchas han sido las expresiones de apoyo a este nombramiento [11]. Destacan las de las compañeras feministas que reconocen la valiosa y sólida trayectoria de Rivera, precisamente, como defensora de los derechos de las víctimas de violencia de género. En este sentido, se trata de un nombramiento coherente con las funciones de la Procuraduría de las Mujeres creada en virtud de la Ley Núm. 20 de 11 de abril de 2001. También, atiende adecuadamente las disposiciones de la Orden Ejecutiva 2022-035 vigente hasta el 30 de junio de 2023, que declara un estado de emergencia en Puerto Rico por la alta incidencia (en aumento) de violencia de género. Aún falta que el nombramiento sea confirmado por ambas cámaras legislativas, por lo que debemos mantenernos alertas ante las intentonas de los grupos políticos conservadores de evitar que una mujer realmente apta para el puesto, capaz de asumir sus funciones con compromiso y con la perspectiva de género requerida, sea confirmada. Vilmarie Rivera Sierra representa las aspiraciones dialogadas y acordadas de grupos que estarán directamente afectados por sus acciones. No obstante, sabemos que, de ser confirmada, estará sometida a intensas presiones por parte de los grupos conservadores y de derechas para que no obedezca los deberes de su cargo, que incluyen ejecutar y fiscalizar el cumplimiento las políticas públicas dirigidas a garantizar la equidad de género y los derechos de las mujeres, como vivir dignamente libres de opresión, discriminación y violencia. Por tanto, debemos permanecer alertas para que se cumplan estos objetivos de la Procuraduría.


Ante los cercamientos, comunalidades sabrosamente feministas


Cuando consideramos los movimientos sociales que han madurado durante las últimas décadas, constatamos que responden precisamente a la defensa de diversas formas de comunalidad que han sido quebradas por las políticas de cercamiento y desposesión neoliberales. Representan espacios de organización colectiva alternativos a las lógicas capitalistas. El fortalecimiento del movimiento agroecológico y la multiplicación mercados locales y huertos comunitarios; fideicomisos para el rescate y defensa de las tierras; organizaciones y campamentos en defensa de las costas, territorios y bienes naturales; las cooperativas y movimientos de economías solidarias; las organizaciones no gubernamentales en defensa de los derechos sociales y económicos como la vivienda, salud, energía, o la reconstrucción u ocupación de espacios comunales culturales y sociales que sostienen la vida en colectivo son algunos ejemplos admirables de cómo somos capaces de imaginar y crear formas alternativas de convivencia.[12] El auge de estas manifestaciones que resisten la imposición de las lógicas mercantiles y extractivistas capitalistas se identifica también en otros territorios, sobre todo en el sur global, acompañadas de la defensa de epistemologías contrahegemónicas, epistemologías del sur que recuperan saberes y prácticas comunales ancestrales.


Por ejemplo, el triunfo de Francia Márquez en Colombia, destacada activista ambiental negra, ilustra el potencial político de las alianzas entre las diversas formas de comunalidad política. Su llegada a la vicepresidencia es el triunfo de la alianza política del Pacto Histórico Colombia Puede y de un proyecto político inspirado en la filosofía africana ubuntu (“soy porque somos”) y el vivir sabroso afrocolombiano como alternativa anticapitalista. Ilustra así el potencial político cuando se suman las formas alternativas de comunalidad y colaboran en frentes políticos progresistas de izquierdas que reivindican la participación política democrática y directa en los gobiernos [13]. Esto es posible porque hay armonía en los fines y porque se comparte el reconocimiento de que es impostergable la construcción de otra vida basada en la solidaridad, no en la violencia.


Notas

[1] Sobre la relación entre deuda pública y doméstica, véase de Lucía Cavallero y Verónica Gago, Una lectura feminista de la deuda ¡Vivas, libres y desendeudadas nos queremos! (Buenos Aires: Tinta Limón, 2020) y La casa como laboratorio: Finanzas, vivienda y trabajo esencial, (Buenos Aires: Fundación Rosa Luxemburgo, 2022). Para un estudio abarcador

sobre la deuda en Puerto Rico en relación con la colonialidad, véase a Rocío Zambrana. Deudas coloniales: el caso de Puerto Rico, traducido por Raquel Salas Rivera (Cabo Rojo: Editora Educación Emergente, 2022).

[2] Sobre la definición de Marx de “acumulación originaria”, véase el capítulo XXIV de El capital: “La llamada acumulación originaria” https://www.marxists.org/espanol/m-e/1860s/eccx86s.htm.

[3] Silvia Federici, Calibán y la bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria (2004). Traducido por Verónica Handel y Leopoldo Sebastián Touza. (Madrid: Traficantes de Sueños, 2010).

[4] Silvia Federici, Reencantar el mundo. El feminismo y la política de los comunes. Traducido por María Aranzazu Catalán Altuna, Carlos Fernández Guervós y Paula Martín Ponz. (Madrid: Traficantes de Sueños / Buenos Aires: Tinta Limón, 2020).

[5] David Harvey, en El “nuevo” imperialismo: acumulación por desposesión. (Socialist register 2004/2005 / CLACSO, 2005), propone el concepto de “acumulación por desposesión” para subrayar el carácter recurrente del fenómeno que Marx describió como “primitivo” u “originario” (p. 113).

[6] Sobre gentrificación como estrategia de la acumulación por desposesión en Puerto Rico, véase Lizamell Díaz Ayala, “La acumulación por desposesión en Puerto Rico: Siglo XXI” (Ola financiera, vol. 15, no. 42, mayo-agosto 2022, pp. 181-196) http://www.olafinanciera.unam.mx/new_web/42/pdfs/PDF42/DiazAyalaOlaFinanciera42.pdf.

[7] Sobre la expropiación de tierras en Vieques por parte de la Marina de Guerra de los Estados Unidos, véase a César Ayala, “Del latifundio azucarero al latifundio militar: las expropiaciones de la Marina de Guerra de los Estados Unidos en la década de 1940 en Vieques, Puerto Rico” (Revista De Ciencias Sociales, 10, pp. 1–33) https://revistas.upr.edu/index.php/rcs/article/view/6051.

[8] Rafael Bernabe, “Puerto Rico: renovación sin desplazamiento” (El Nuevo Día, 1 de febrero de 2022) https://www.elnuevodia.com/opinion/punto-de-vista/puerto-rico-renovacion-sin-desplazamiento/.

[9] Sobre este tema, véase a Iyari Ríos González, “Efectos de las políticas de austeridad en la economía y el trabajo en Puerto Rico, 2006-2016” (Caribbean Studies, vol. 49, no. 1, enero-junio 2021, pp. 107-135) https://www.jstor.org/stable/10.2307/48646649.

[10] Sobre los efectos de las políticas neoliberales en la Universidad de Puerto Rico, véase a Rima Brusi e Isar Godreau, “Dismantling Public Education in Puerto Rico” (Descolonizar la paz: entramado de saberes, resistencias y posibilidades, editado por Anita Yudkin Suliveres y Anaida Pascual Morán, Cátedra UNESCO de la UPR, 2020, pp. 71-80) https://unescopaz.uprrp.edu/documentos/CatUNESCOOPaz25anivprint.pdf y de Rima Brusi, “A new, violent order at the University of Puerto Rico” (Graduate Journal of Social Science, vol. 8, no. 1, junio 2011, pp. 42-60) https://gjss.org/sites/default/files/issues/chapters/papers/Journal-08-01--04-Brusi.pdf.

[11] “Contundente apoyo a designación de Vilmarie Rivera Sierra como procuradora de las Mujeres” (Todas, 9 de enero de 2023) https://www.todaspr.com/vilmarie-rivera-sierra-procuradora/.

[12] Para una revisión de algunos de estos proyectos e iniciativas, véase la colección de ensayos Pactos Eco Sociales en Puerto Rico, coordinada por Junte Gente y El Puente ELAC: https://pactosecosocialespr.com/.

[13] Véase Colombia: Potencia mundial de la vida. Bases del Plan Nacional de Desarrollo (2022-2026) del nuevo gobierno bajo la presidencia de Gustavo Petro Urrego y vicepresidencia de Francia Márquez Mina: https://img.lalr.co/cms/2022/11/14124020/Bases-PND2022-2026-PDF-arte-final-ajustado-13-10-2022_compressed-1.pdf.


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Natalia Santos Orozco es integrante de Democracia Socialista y de la junta editorial de momento crítico.

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