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Aplazado el ataque israelí contra Irán

Por Gilbert Achcar



El gobierno israelí se conformó con un ataque muy limitado contra territorio iraní el pasado viernes, tan limitado que la propia naturaleza del ataque quedó envuelta en el misterio. Mientras Teherán certificaba que en el ataque sólo participaron pequeños drones lanzados desde el interior de Irán, fuentes estadounidenses afirmaron que, además de drones lanzados para saturar los radares, el ataque incluyó entre uno y tres misiles lanzados desde un avión que se aproximó al espacio aéreo iraní. Sin embargo, las imágenes por satélite confirmaron que el ataque alcanzó un sistema de defensa antiaérea dedicado a proteger el reactor de enriquecimiento de uranio de Natanz, el reactor mejor protegido de Irán, enterrado bajo gruesas capas de hormigón y arena, y considerado el lugar de los preparativos para dotar a Irán de armas nucleares. En otras palabras, Israel quería enviar un mensaje al régimen iraní de que podía penetrar sus defensas aéreas y atacar este reactor de importancia estratégica.


Hubo un claro contraste entre el ataque masivo iraní contra el Estado sionista, con su limitado impacto, y el "ataque quirúrgico" israelí contra Irán. Teherán había lanzado al menos 320 aviones no tripulados, misiles de crucero y misiles balísticos, de los cuales Israel afirmó inicialmente que sólo cuatro misiles balísticos habían impactado en su territorio, lo que daba a sus defensas un porcentaje de éxito del 99%. Sin embargo, fuentes estadounidenses informaron posteriormente de que nueve misiles habían penetrado en las defensas aéreas israelíes, y no sólo cuatro. Esto llevó a un investigador israelí entrevistado por el periódico israelí Maariv (17 de abril de 2024) a afirmar que la tasa de interceptación real era del 84%, ya que debe medirse únicamente con los misiles balísticos, la verdadera fuente de peligro, y porque la mitad de los misiles lanzados por Irán, cuyo número total estima el mismo experto en 110, cayeron en Irak, Siria y Jordania (9 misiles constituyen así el 16% de los 55 misiles que entraron en el espacio aéreo israelí según la estimación del experto).


Merece la pena destacar cómo terminó el mismo experto su entrevista con el periódico israelí. Estimando que Irán ha utilizado en su ataque entre el 10% y el 15% de su flota de misiles capaces de alcanzar territorio israelí, afirmó que estos misiles carecen de precisión y tienen un alto índice de fallos, y concluyó que no suponen una amenaza existencial para el Estado sionista a menos que estén equipados con cabezas nucleares. Esto es lo que nos llevó a afirmar anteriormente que "la lógica estratégica dicta que Teherán debe acelerar su adquisición de armas nucleares y darlo a conocer una vez que lo haya hecho, porque es el elemento disuasorio más eficaz que Irán puede adquirir". De hecho, por primera vez el pasado jueves, un día antes del ataque israelí, el general Ahmed Haq Talab, comandante de la Brigada de Protección y Seguridad de las Instalaciones Nucleares de la Guardia Revolucionaria iraní, declaró que "si Israel intenta utilizar la amenaza de atacar las instalaciones nucleares para presionar a Irán, es probable que se revise la doctrina nuclear y se abandonen las consideraciones anunciadas anteriormente" (agencia de noticias iraní Tasnim).


Es la primera vez que Teherán declara explícitamente su disposición a dotarse de armas nucleares, después de años de insistir en que sus intenciones en el ámbito nuclear eran únicamente pacíficas y que incluso consideraba las armas nucleares religiosamente ilícitas. Antes del General, el jefe de la Organización de la Energía Atómica de Irán, Mohammad Eslami, había declarado a principios de año que "la disuasión se ha logrado con la ayuda de Dios", una afirmación que llamó la atención de los observadores porque el término "disuasión" se utiliza generalmente para describir la función de las armas nucleares. Tras reafirmar la postura oficial, Eslami añadió: "No se trata de una cuestión de falta de capacidades... No debemos subestimar lo que hemos conseguido pensando que aún no hemos llegado". Al mes siguiente, su predecesor al frente de la OIEA, Ali Akbar Salehi, declaró que Irán poseía los componentes para las armas nucleares y que sólo necesitaría ensamblarlos si lo deseaba. Aunque fuentes estadounidenses reconocen que Teherán dispone ahora de uranio enriquecido suficiente para producir en cuestión de días combustible apto para fabricar al menos tres bombas nucleares, añaden que Irán necesitaría unos meses para fabricar bombas y unos dos años para equipar misiles con cabezas nucleares.


Sin embargo, es probable que estas estimaciones, que vienen repitiendo fuentes estadounidenses desde hace algún tiempo, tengan por objeto tranquilizar a los aliados israelíes y evitar que presionen a Washington para que actúe militarmente, o que actúen ellos mismos, arrastrando así a Washington a una guerra regional en un momento de su propia elección. Los círculos de inteligencia israelíes cuestionan constantemente las estimaciones estadounidenses. Tienen razón en sus temores, porque Irán ha desarrollado misiles balísticos de largo alcance de un tipo que sólo poseen los países con armas nucleares, y sin duda tiene más conocimientos tecnológicos de los que tenía Pakistán cuando adquirió armas nucleares hace un cuarto de siglo, por no mencionar la actual cooperación militar entre Irán y Corea del Norte y Rusia, que poseen armas nucleares. Además, Irán sólo necesita uno o dos misiles nucleares para tener plena capacidad de disuasión contra el Estado sionista, dado el pequeño tamaño de este último.


El mensaje que Israel envió a Irán el pasado viernes no es, por tanto, más que la amenaza de una acción a una escala mucho mayor. El gobierno de Netanyahu ha optado por posponer la fecha de un ataque a gran escala para neutralizar las capacidades nucleares de Irán, de acuerdo con los deseos de Washington y por consideraciones económicas y militares relacionadas. En efecto, Israel necesita ayuda estadounidense para reponer el material utilizado para hacer frente al ataque iraní de la noche del 13 al 14 de abril, y los propios Estados Unidos necesitan reponer lo que sus fuerzas locales utilizaron para defender a su aliado israelí esa misma noche. Estas dos reposiciones de existencias son, de hecho, dos disposiciones de los créditos suplementarios que la Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó el sábado pasado, al día siguiente del ataque limitado israelí. Es más, según los medios de comunicación estadounidenses e israelíes, el presidente estadounidense Biden dio luz verde a Netanyahu para la ofensiva de Rafah a cambio de que Israel se abstuviera por el momento de lanzar un ataque mayor contra Irán. Esto indica que el Estado sionista completará la guerra genocida que ha estado librando contra Gaza durante los últimos seis meses y medio, antes de dirigir inexorablemente sus esfuerzos militares contra Irán y su auxiliar libanés, Hezbolá.


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Gilbert Achcar es profesor de Estudios de Desarrollo y Relaciones Internacionales en SOAS, Universidad de Londres. Entre sus libros se encuentran: El choque de barbaries: la creación del nuevo desorden mundial; Dangerous Power: The Middle East and U.S. Foreign Policy, con Noam Chomsky; Los árabes y el Holocausto: la guerra árabe-israelí de narrativas; El pueblo quiere: una exploración radical de la insurrección árabe; y La nueva Guerra Fría: Estados Unidos, Rusia y China, de Kosovo a Ucrania.



El original árabe fue publicado en Al-Quds al-Arabi el 16 de abril de 2024. Traducido por César Ayala de la versión en francés provista por el autor. La versión inglesa se encuentra en https://gilbert-achcar.net/postponed-israeli-attack 

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