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Declaración de Democracia Socialista

¿Quiénes somos?


Democracia Socialista (DS) es una organización socialista, ecológica y feminista que busca la sustitución del capitalismo por un sistema económico socialista y democrático basado en la justicia social, en la democracia real, en la conservación del medio ambiente y en la satisfacción plena de las necesidades de quienes integramos la sociedad. Es decir, creemos en un sistema económico y político que, lejos de desamparar a las mayorías, las integra de tal forma que todas y todos tengan acceso a la salud, a una vivienda digna, a una educación completa, a un trabajo bien remunerado, a la justicia y al desarrollo pleno de cada persona, entre otros derechos.


Estamos firmemente convencidos que el capitalismo es incompatible con la protección ambiental capaz de combatir el cambio climático que pone en peligro la vida en el planeta. Sostenemos que la sociedad que supere al capitalismo tiene que ser una sociedad profundamente democrática, en la cual la toma de decisiones recaiga sobre las grandes mayorías trabajadoras, constructoras de las riquezas sociales.


Es nuestro objetivo contribuir a transformar la política del país para llegar a la sociedad que acabamos de describir. Haremos propuestas como organización, reclutaremos personas que tengan nuestros mismos objetivos y trabajaremos desde los distintos espacios de lucha en los que miembros de Democracia Socialista participan, entre ellos: la lucha política, la lucha ambientalista, la lucha por los derechos de las mujeres y la comunidad lgbttiq+, la lucha sindical y la juventud.


¿De dónde venimos?


Democracia Socialista se originó a raíz de un encuentro de personas que – luego de la disolución del Movimiento al Socialismo (MAS) en septiembre de 2014 – se reunieron para realizar trabajo político socialista bajo unos principios políticos similares a los descritos en nuestra declaración general. Sin embargo, por distintas razones de naturaleza organizativa, la concreción y la salida pública de Democracia Socialista se aplazó durante casi seis años.


En ese periodo que separa la reunión inicial y la salida pública actual, varios elementos han cambiado en Puerto Rico. La crisis económica y estructural – producto del derrumbe de las bases económicas, de por sí débiles, creadas bajo la política pública de la Operación Manos a la Obra y establecidas al inicio del Estado Libre Asociado – se ha profundizado. La deuda insostenible del país nos ha arrastrado a un complejo proceso de quiebra. Las contradicciones de la relación colonial se hacen cada vez más evidentes debido a la imposición de la Junta de Control Fiscal. Los desastres naturales como los huracanes Irma y María y los frecuentes terremotos desde diciembre de 2019 han profundizado todos estos fenómenos económicos y coloniales, y, a su vez, ha aumentado exponencialmente el descontento generalizado hacia la política tradicional, sus partidos y sus políticas públicas.


Sin embargo, este panorama ha sido acompañado, paradójicamente, por la profundización de la crisis organizativa de la mayoría de los sectores progresistas, sindicales y socialistas. No obstante, también se ha visto un movimiento feminista radical activo y el aumento en movimientos masivos, con cierta espontaneidad de convocatoria, que rechazan precisamente la política corrupta y neoliberal que nos gobierna y cuyo momento culminante hasta ahora ha sido la renuncia del gobernador Ricardo Rosselló en el verano del 2019.


En este contexto complejo, Democracia Socialista ha ido formalizando su trabajo organizativo, a través del reclutamiento, de la formación política y del trabajo coordinado en distintos espacios de lucha y activismo. Cuenta actualmente con una membresía variada que proviene de una diversidad de espacios de lucha socialista, además de personas que se encuentran por primera vez en este tipo de espacio de lucha. Esta variedad, que ha venido a nutrir aquel grupo original, ha empezado a crear una personalidad propia tanto en los análisis que se hacen de la realidad nacional e internacional como en la práctica organizativa y política.


La concreción y formalización de los trabajos hicieron necesario un escrito para detallar esta salida pública. Democracia Socialista sigue siendo una organización joven, que aspira a crecer, aglutinando a personas bajo los preceptos más radicales y democráticos de la tradición marxista. Mientras continúe su crecimiento – cuantitativo y cualitativo –, se publicarán documentos que profundicen en sus principios y su práctica política.



Declaración general de Democracia Socialista


Las/los/les integrantes de Democracia Socialista acuerdan regirse según los principios enunciados en esta declaración:


1. Anticapitalismo. Consideramos que los grandes males que afectan a la humanidad (pobreza, explotación, desigualdad, desempleo, subdesarrollo, diversas formas de opresión y discriminación, destrucción ambiental, entre otras) son resultado o están entrelazados con las estructuras del capitalismo y no pueden abolirse sin abolir dicho sistema económico. Somos, por tanto, anticapitalistas.


2. Socialismo. Aspiramos a una sociedad en que las fuentes de riqueza, que en la actualidad son monopolizadas por una minoría, se conviertan en propiedad de todas y todos, en propiedad común que se administre democráticamente para el bienestar de las personas y respetando, por tanto, el entorno natural sin en el cual la vida es imposible. Socialismo es el nombre que históricamente se le ha dado a esa aspiración. Somos, por tanto, socialistas.


3. Democracia. El socialismo a que aspiramos es por definición democrático. Incluye el derecho del pueblo a gobernarse a sí mismo, a elegir sus gobernantes, organizar partidos y sindicatos, debatir públicamente todos los temas que afectan su vida política, social y económica. Este principio es igualmente válido en las luchas actuales: se traduce en la lucha contra las burocracias y por sindicatos, partidos y organizaciones sociales democráticas.


4. Independencia. Creemos que la población de Puerto Rico, sometida a gobiernos coloniales desde hace siglos, debe gobernarse a sí misma, autoorganizándose como república independiente, abierta a la colaboración y el estrecho contacto con todos los pueblos del mundo.


5. Clase trabajadora y todos los sectores oprimidos. Consideramos que la clase obrera y todos los sectores discriminados y oprimidos son el agente capaz de reemplazar el capitalismo por una nueva sociedad.


6. Contra todas las formas de opresión. Nos oponemos, no sólo a la explotación del trabajo sino a todas las formas de opresión racial, de género, de identidad de género, edad, origen nacional, status legal o migratorio. Reconocemos la importancia de que las y los que sufren algún tipo de opresión se organicen para denunciarla y combatirla.


7. Internacionalismo. Consideramos que la creación de una nueva sociedad es un proyecto internacional que exige la colaboración de todos los pueblos. Esa colaboración se inicia desde el presente con la colaboración y el apoyo mutuo de las luchas de los trabajadores y oprimidos de diversas culturas y nacionalidades. Esto incluye destacadamente la lucha contra las manifestaciones de xenofobia o los ataques a los inmigrantes.


8. Organización socialista. La lucha por el socialismo, la independencia, contra todas las formas de opresión, por el internacionalismo y la democracia exige que las y los que apoyan tales objetivos se organicen como socialistas para coordinar sus esfuerzos, determinar políticas a seguir, hacer propuestas, tomar iniciativas y formar nuevos activistas en las ideas, contribuciones teóricas y la historia del socialismo y de las luchas obreras, de la mujer, ecológicas, etc.


9. Programa de transición. No podemos conformarnos con reformas a la sociedad existente, por un lado, ni con declaraciones revolucionarias abstractas, por otro. Las grandes mayorías aprenden a cuestionar la sociedad existente y descubren su capacidad para transformarla a través de la experiencia y la práctica propia. Para guiar tales experiencias se necesita elaborar y difundir un programa de transición, que sea comprensible a las grandes mayorías con su nivel de conciencia actual, pero que les permita descubrir los límites que el capitalismo coloca a sus aspiraciones de bienestar.


10. Frente único. Las tareas de enfrentar efectivamente los ataques de las clases poseedoras y de desarrollar experiencias que permiten desarrollar la organización y conciencia de las mayorías trabajadoras imponen la necesidad de que todas las organizaciones obreras, sociales, estudiantiles, de mujeres, ambientales, comunitarias actúen conjuntamente contra el enemigo común, independientemente de las posiciones de sus líderes en determinado momento. Proponemos el frente único. Estamos dispuestos a trabajar con los que no están de acuerdo con nuestras ideas, por el bien de la clase trabajadora y de todos los oprimidos. ¡Marchemos separadamente, cada cual con sus ideas, pero no dejemos de golpear juntos al enemigo común!


11. Vínculos internacionales. Nuestra organización entiende que el internacionalismo debe traducirse en la comunicación e intercambio de experiencias y, cuando sea pertinente, la coordinación de esfuerzos de organizaciones de distintos países. Mantendrá por tanto relación solidaria con la Cuarta Internacional, cuyos principios coinciden con los nuestros.



 

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