Por Maya Alejandra Rodríguez-Reyes
Luego de la huelga del 2017 y del impacto del huracán María, el Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico dividió el segundo periodo del año escolar 2017-2018 en sesiones trimestrales. En ese momento cursaba mi segundo año universitario, con muchas ansias de continuar el proceso arduo de lucha estudiantil, del que la huelga fue parte. Además, me enfrenté a la siguiente realidad: cuando empecé a tomar cursos de género, no quería parar. En el trimestre, que fue un desastre para el recinto riopedrense, como parte de un curso de periodismo, se nos asignó entrevistar y realizar una semblanza sobre una persona de prominencia en un tema de nuestro interés. Como buena estudiante de género, escogí a una feminista.
María Dolores “Tati” Fernós no paró de sorprenderme durante nuestros 60 minutos de conversación. Desde la dulzura y firmeza en su elocuencia, hasta las decenas de imágenes, consignas y pancartas políticas, Tati reafirmaba su lucha y compromiso por la erradicación de la violencia de género. Nuestra conversación, llena de risas y sonrisas, se centró en su experiencia como la primera Procuradora de las Mujeres, el cambio político-partidista y el estado actual de la procuraduría. Mi semblanza se tituló “El propósito de esa oficina ha sido distorsionado”, y se las comparto a continuación.
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“El propósito de esa oficina ha sido distorsionado”
Para Fernós López-Cepero, aceptar el nombramiento de la entonces gobernadora Sila María Calderón, a pesar de no ser del partido, fue un adelanto político a la lucha que las mujeres habían llevado por décadas.
Segura de su planteamiento, María Dolores Fernós López-Cepero, luego de once años de haber dejado el puesto como la primera Procuradora de las Mujeres, cuestiona si la oficina realmente está cumpliendo su propósito inicial, o está olvidando los reglamentos iniciales de no regirse por tendencias político-partidistas.
La licenciada expresa que el propósito principal del cambio de la Comisión de Asuntos de la Mujer a una oficina gubernamental llamada la Procuradora de las Mujeres, luego de muchos años de mujeres luchando, era tener un espacio de mayor poder legislativo y fiscalizar sin importar el partido que gobierne, algo que actualmente no se está logrando.
“Lo que pasa es que ahí se ha distorsionado el propósito de esa oficina. Cuando se aprobó la ley de la Oficina de la Procuradora de las Mujeres, la gobernadora nos reunió a un grupo de mujeres para discutir el contenido del proyecto de ley. Nosotras quisimos incorporar en esa ley disposiciones que evitaran el control político-partidista de esa oficina”, comenta la exprocuradora sobre la oficina. La Ley 20-2001 establece que, para nombrar a alguien al puesto de Procuradora de las Mujeres, tiene que ser una persona reconocida por su trabajo con las mujeres y ser evaluada por los grupos de mujeres.
“Cuando logramos incluir estas disposiciones era para, precisamente, que no fueran a poner a alguien que tuviera la lealtad del partido por encima de la lealtad a las mujeres”, explica la licenciada. Fernós Cepero-López asegura que estas disposiciones no se han cumplido y que “la Oficina se ha convertido en una oficina más del ejecutivo, y no tiene la independencia de trabajo que nosotras queríamos”.
“Con el caso de O’neill [Héctor O’neill, exalcalde de Guaynabo acusado de violencia de género y acoso sexual] por ejemplo, se quedaron calladas, y no se ayudó a la víctima que fue a la oficina. Solo por quién es la persona”, afirma Fernós Cepero-López.
La Comisión de Asuntos de la Mujer surgió a raíz de reclamos de las mujeres en Puerto Rico, siguiendo una campaña mundial, hasta verse en la necesidad de crear un espacio legislativo, por lo que se desarrolló la propuesta de la Procuraduría de las Mujeres. En el 2000, la gobernadora Sila María Calderón creó la Oficina de la Procuraduría de las Mujeres y nombró a María Dolores Fernós Cepero-López como procuradora.
Bajo la dirección de Fernós Cepero-López, la Procuraduría de las Mujeres giró en torno a tres graves problemas: la violencia de género, la pobreza femenina - lo que resultaba en siempre tener que depender de algún hombre - y la cantidad de mujeres en puestos electivos. La licenciada expresa con satisfacción que tuvo mucho éxito en lo legislativo y en la educación comunitaria. Se crearon campañas como “En Puerto Rico, cada 25 días una mujer es asesinada por su marido”, se firmó la carta circular de Perspectiva de Género y se logró darles apoyo económico a las organizaciones feministas como Matria. En los seis años de su dirección, los números de asesinatos por violencia de género anual bajaron de 40 a 17 mujeres.
A pesar de ser muy exitosa en su puesto, acepta que donde menos pudo adelantar fue en llevar a mujeres a posiciones legislativas. “El machismo dentro de los partidos y de las estructuras partidarias en Puerto Rico es muy fuerte y son pocas las posiciones, y los hombres que están en ellas no quieren ceder esas posiciones”, expresa Fernós López-Cepero.
María Dolores Fernós Cepero-López renunció a su puesto en el 2007 ya que entendía que “en seis años ya había cumplido su propósito”. Al renunciar continuó como catedrática en la Facultad de Derecho de la Universidad Interamericana ofreciendo cursos como Organización y Método Jurídico, Derecho Constitucional y Derecho Administrativo, Cambio Social y Derecho y Pobreza. Además, es la profesora consejera de la Organización de Mujeres Estudiantes de Derecho (OMED) y participó de la fundación de organizaciones feministas como Coordinadora Paz para la Mujer y la Organización Puertorriqueña de la Mujer Trabajadora (OPMT).
Actualmente, la abogada trabaja arduamente con un grupo de profesoras llamado Inter Mujeres que comenzó con el propósito de analizar, en torno al género, diversos proyectos de ley. De ese ejercicio inicial surgen varias investigaciones, por ejemplo, un estudio sobre la violencia de género en las parejas entre jóvenes. También, comienza prontamente un trabajo sobre las mujeres durante el huracán María, su impacto en sus vidas y quién las ayudó. “La base del feminismo es una base absolutamente humanista, las mujeres somos personas”, expresó Fernós Cepero-López.
Las mujeres en Puerto Rico siguen enfrentando situaciones serias de violencia y de subordinación que se agravan por la crisis económica y la falta de servicios adecuados para sus necesidades. En estos momentos, más que nunca, hace falta una oficina de Procuraduría de las mujeres que responda a sus necesidades y no a las de los partidos políticos en el gobierno.
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Recuerdo su oficina colorida donde cada desorden tenía su lugar. Recuerdo su sonrisa al entrar por la puerta y la emoción en su rostro al conversar conmigo. Recuerdo la seguridad y la solidaridad que emitía. Recuerdo el interés genuino por mi trabajo desde ese punto en adelante, tanto académico como feminista. Y más importante, recuerdo su firmeza política sin resbalo. El trabajo feminista que María Dolores Fernós realizó por décadas abrió camino para muchas. Sus aportaciones al país y la lucha por los derechos de las mujeres son invaluables, sin lugar a duda. Esta semana nos despedimos de una de las grandes, y hoy la recuerdo como lo que fue: una gran feminista y una gran persona.
(Todas las imágenes son de la autora de este escrito)
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Maya A. Rodríguez-Reyes se graduó de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras con Bachillerato en Sociología y segunda concentración en Periodismo, y concentraciones menores en Género y Derechos Humanos. Actualmente, se encuentra estudiando el Doctorado en Sociología en la Universidad de Illinois, en Urbana-Champaign.
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