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Se abren las compuertas y están en carrera: una mirada crítica al hipismo periodístico

Por Manuel Rodríguez Banchs



Las encuestas son instrumentos muy útiles para las organizaciones, las empresas y también para los partidos políticos. El propósito de las encuestas políticas no debería ser declarar quién ganará en las elecciones, pues son solo una fotografía de cómo se inclina la intención electoral en un período de tiempo en particular. Sin embargo, la obsesión de concentrar la cobertura periodística y mediática y a su vez el debate público en sus resultados tiene consecuencias terribles y no beneficia al electorado ni al país. Se trata la contienda electoral como un concurso de popularidad donde lo determinante es la posición en las encuestas. Con ello la narrativa en los medios la secuestran cuatro posibles titulares: el candidato está “ganando”, “perdiendo”, “ganando terreno”, o “perdiendo terreno”.

Aunque las notas periodísticas comiencen con frases como “si las elecciones fuesen hoy”, se informan los números y se analizan como si del consenso hípico se tratara, como si lo importante fuera votar por el que más probabilidad tenga de ganar y no por quien presenta las mejores propuestas.

Un estudio publicado [1] en el verano de 2016 por el Centro Shorenstein de la Escuela de Gobierno de la Universidad de Harvard confirmó el grave daño a la democracia que este tipo de cobertura noticiosa provoca. El estudio habla sobre el “impacto sicológico” que tiene la forma en la que los medios noticiosos informan sobre el proceso electoral. Al analizar la forma en la que los medios cubrieron la contienda primarista en los Estados Unidos para las elecciones de 2016, el estudio concluyó que la obsesión por los resultados de sondeos y encuestas tuvo como consecuencia la victoria de Donald Trump a la nominación republicana. El estudio reveló además que, al concentrarse en el resultado de las encuestas, los informes noticiosos proyectaron “prensa positiva” para un candidato cuyas propuestas de otro modo hubieran recibido “prensa negativa” por su contenido sustantivo.

Trump desplazó a todos los demás candidatos desde muy temprano en la contienda, pues los medios trataron desde el comienzo tanto las encuestas como los procesos en cada estado como si fueran los eventos determinantes. El estudio indica además que se le dedicó muy poca exposición a los aspectos sustantivos de cada campaña. Ese enfoque noticioso, que en inglés llaman “horse race journalism” ha dominado las noticias en Puerto Rico y el modo en el que se articula el debate luego de cada encuesta. Así las noticias electorales se concentran en lo que el estudio llama el juego competitivo – la lucha entre los candidatos por salir arriba en las encuestas.

Con cada encuesta la cobertura noticiosa se concentra abrumadoramente en la pregunta de quién está ganando, cuando la pregunta debiera ser cuáles son las mejores propuestas para el país. Además de los resultados de encuestas y sondeos, las proyecciones sobre el resultado electoral y la cantidad de dinero recaudado toman prominencia. El segundo lugar lo ocupa el aspecto mecánico del proceso electoral en el cual el énfasis recae sobre asuntos como el escrutinio electrónico, el calendario, el orden y las fechas de los debates, así como las comparecencias de los candidatos a uno u otro lugar y hasta su vestimenta. De esa manera la cobertura periodística de una candidatura electoral se pasea entre la noticia y el entretenimiento, lo que trivializa el debate e invita a que las preguntas se formulen como si se tratara de figuras de la farándula. En último lugar quedan entonces los asuntos sustantivos.

Se dedica muy poco tiempo a la discusión sobre las posturas en materia de políticas públicas, al debate y a la evaluación crítica de las propuestas programáticas de cada candidatura o colectivo. De esta forma la prensa es mucho menos efectiva como el vínculo necesario entre las propuestas y el electorado. Las noticias y análisis electorales se enmarcan más en quién puede ganar en lugar de enmarcarse en lo que verdaderamente está en riesgo al emitir el voto. Los medios de comunicación en todas sus plataformas son importantísimos pues atraen indudablemente la atención del electorado a las campañas políticas, los mantienen informados del desarrollo programático y revelan hechos que de otra forma se mantendrían ocultos. Los medios contribuyen a forjar la opinión pública, pero influyen en esta negativamente al dedicar desproporcionadamente la atención al aspecto lúdico de la contienda, obviando tanto los asuntos de políticas públicas e ignorando las consecuencias. Al presentar los números como si fuera el asunto de mayor importancia, tratan las encuestas como si fueran decisivas. Esto genera una percepción positiva para candidaturas cuyas propuestas siguen siendo terribles y cuya responsabilidad con la crisis es innegable. La tendencia a informar sobre los resultados afecta las decisiones de los electores, no porque vayan a votar simplemente por quien tenga la delantera, sino porque se percibe como positivo lo que se destaca con este tipo de enfoque. Esta situación es mucho más grave cuando son las empresas dueñas de los medios de comunicación quienes comisionan las encuestas y complementan con líneas editoriales y todo tipo de propaganda su agenda particular.

En fin, lo verdaderamente importante no es quién lleva la delantera o quién ha perdido o ganado terreno. Lo fundamental es la discusión seria sobre las propuestas para atender las necesidades urgentes de nuestra sociedad. Lo medular es el debate sobre las ideas. Eso es precisamente lo que los partidos tradicionales quieren evitar, por lo que se convierten en cómplices del hipismo periodístico, produciendo encuestas, sondeos y fuentes que se analizan como se estudia la revista hípica. No puede concebirse la contienda electoral como una carrera de caballos. Es mucho lo que está en riesgo en estas elecciones. No podemos premiar a los partidos tradicionales. Castigar a los malos votando por los peores ya no es una opción. Fijémonos en lo importante: las ideas, las propuestas y votemos de forma consecuente.


Notas


[1] https://shorensteincenter.org/news-coverage-2016-presidential-primaries/

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