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MATERTRANSMUTAR: memoria novelada de un diario testimonial

Por María del Mar Rosa Rodríguez



[El siguiente texto fue leído en la presentación de este libro, celebrada el 20 de agosto de 2021 en la Librería Casa Norberto.]


Quiero agradecer a Adli la invitación para presentar su libro. Los libros que escribimos y los bebés que parimos tienen mucho en común. Porque los gestamos, porque duelen, porque damos a luz una parte de nosotras, porque esos libros heredan nuestros traumas, pasiones y alegrías, porque ese libro que con tanto esfuerzo trajimos al mundo tomará vida propia en las manos de cada lectora, se distanciará y dejará de ser nuestro.


Así que poner en mis manos tu primer libro, conectado directamente con tu primer bebé (sin conocernos tanto) fue un acto de confianza, de solidaridad maternal, y de ese compartirnos tan necesario, que mencionas en tu libro y que se da a través de la escritura. Compartirnos tu libro es una manera de matertransmutar juntas.


De entrada hubo unas conexiones cósmicas y bastante para pelos que no supe hasta que empecé a leer el libro. Adli y yo somos escorpionas feministas, a quienes se nos hace muy difícil fluir y soltar. Ambas nacimos un 17 de noviembre (el año no viene al caso), ambas estuvimos hospitalizadas antes de parir a Lucas y a Lara y experimentamos esos miedos y la falta de control de estar hospitalizadas y embarazadas. También compartimos a la misma ginecóloga que nos ayudó a parir, la Dra. Rebeca Velázquez, una de esas doctoras especiales que te ayuda a empoderarte de tu gestación, de tu parto, de tu cuerpo. Así que fueron muchos los momentos en que tuve que pausar en la lectura de este libro, no sólo por las constantes interrupciones de mis hijes sino porque había demasiado en común.


Adli dice en la página 30: “Se me dificulta soltar la ilusión de control, creo que es como mejor puedo apalabrarlo, es difícil para mí soltar a la cuidadora, a la ansiosa y preocupada que casi siempre soy. Esta es mi lección y me toca reenfocar energías y prioridades, es momento de pausar, de soltar, de pedir ayuda, de ser acompañada desde la solidaridad”.


Es como leerme a mí misma. Pero no porque seamos escorpionas, por más chulo que eso parezca, sino porque es el chip programado de lo que debe ser una madre en esta sociedad. Mamá tiene que estar en control de todo y todes, a mamá le toca sacrificarse, le toca poner a sus hijes primero, le toca amar sin condiciones, le toca la vía del cansancio y la abnegación. Pero este libro nos invita a soltar y a romper ese chip, y reclama que las madres no tenemos que sacrificarlo todo, no tenemos que dejar de ser nosotras, que podemos elegir el autocuido y el placer, que podemos exigirle a nuestros compañeros sin tener que felicitarlos por lo que les toca hacer, que podemos amar con intención y en equidad.


Creo que lo que hace a este libro tan lindo y tan necesario es que Adli logra apalabrar el testimonio emocional, político y físico de las madres que se abren al proceso de “matertransmutar”. Sí, es un término inventado, pero la creatividad es esencial en el proceso de maternar, así que leo la definición. Dice en la página 16:


“Esto de matertransmutar es una invitación. Si vamos al sentido más literal de la palabra puedo definir Matertransmutar por partes, es decir, mater que significa madre y transmutar que significa 'convertir algo en otra cosa'. Entonces digamos, que matertransmutar se traduce como 'madre en transformación'".


Todo el libro es una definición de matertransmutar, y todo el libro es una invitación a quienes lo leemos a transmutarnos también. Entonces, este “diario testimonial” deja de ser de Adli, y cada lectora puede hacer el texto suyo. Por lo menos así se siente. A medida que iba leyendo era inevitable pensar que eran mis sentires y dolores. Creo que tu honestidad y tu transparencia al soltarlo todo en este libro posibilita esa solidaridad emocional con tus lectores y lectoras.


Soy profesora de literatura, no puedo escapar de analizar los componentes de este libro. Un libro que no me permite encajonarlo en un género porque es algo híbrido. Este texto es un diálogo, monólogo, testimonio, crónica, poesía y hasta hay algunas cosas que parecen rezos u oraciones. Empieza la voz narrativa a nombrar a sus receptores, en una dedicatoria llena de poesía y les pido atención a las imágenes:

A mi hijo Lucas André, la luz en el horizonte

A mi compañero de vida Javier Andrés, el encuentro de orillas

A mi madre, abuelas y mujeres de mi familia, los mares y misterios de mi vida

A las mujeres que no están, a las que sobrevivimos, a las que elegimos ser, a las que escribimos, gestamos, criamos, acompañamos y transmutamos,

a las alas, las olas, las sales y toda la magia de la espuma


Desde esos versos, la autora nos dedica el proceso de matertransmutar a todes, a su tribu, pero también a quienes sean capaces de transmutar en luz, en orillas, en los mares y misterios, en las olas, las alas, las sales y en toda la magia de la espuma. No sé ustedes, pero yo me enamoré del texto en esa dedicatoria poética que no necesita explicación.


A mí me encantan los epígrafes porque nos sientan un tono. Yo los uso MUCHO. Y en este libro me parece que los epígrafes son claves para poder fluir con todo ese proceso de matertransmutar. El primero es un fragmento del poema TRANSMUTACIÓN de nuestra de Julia de Burgos:

“Para amarte

me he desgarrado el mundo de los hombros,

y he quedado desierta en mar y estrella,

sencilla

como la claridad.

Aquí no hay geografía para manos ni espíritu.

Estoy sobre el silencio y en el silencio mismo

de una transmutación

donde nada es orilla...."


A Julia no la vamos a explicar, vamos a sentir su desgarre, su espíritu y su transmutación como antesala e invitación. Respetando ese tono y ese fluir que nuestra autora quiere invocar, pasamos al segundo epígrafe. Siguiendo las coincidencias cósmicas de este texto, el segundo epígrafe es de Audre Lorde, poeta negra, lesbiana y feminista que muere en noviembre 17 de 1992, el mismo día en que nace Adli Mariann Cordero Espada.


"Para aquellas personas que vivimos en la orilla sobre el filo constante de la decisión, cruciales y solas,

para quienes no podemos abandonarnos al sueño de la elección,

a quienes amamos en los umbrales, mientras vamos y volvemos, en las horas entre amaneceres,

mirando hacia dentro y hacia fuera, al tiempo antes y después,

buscando un ahora que pueda alimentar futuros,

como el pan en la boca de las personas pequeñas,

para que sus sueños no reflejen la muerte de los nuestros"


Aquí vemos que todo este matertransmutar es una búsqueda, algo que posibilita la construcción de futuros (en plural), una invitación a amar en los umbrales, a mirarnos hacia adentro en lo más íntimo pero también hacia afuera, en las otras, es un llamado a soñar más allá de la muerte.


Este libro es un diálogo vivo de todo lo que las madres no podemos apalabrar y surge del proyecto de un blog que se transmuta en libro. La página web dice lo siguiente sobre el objetivo del blog: “Este es un espacio de apoderamiento a través de la narrativa de las experiencias. Creo en el poder que tiene contar(nos) nuestras historias. Gestar, parir y criar despertó en mí esa oportunidad”. El ejercicio de contar y contarse provoca la necesidad de extender ese diálogo, de vincular muchos cuentos para contar nosotras las historias nuestras. En la página 130 y 131 del libro dice la autora:


Ser mujeres nos implica un gran dolor, el dolor del quiebre de las mujeres de la tierra, el dolor de la madre naturaleza, el dolor de las hijas y las abuelas (…) Que no nos cuenten las historias de los hombres, que seamos nosotras las historias nuestras. (…) Anhelo entonces que en la mañana cuando despiertes y te sepas rota, quebrada, puedas ver del dolor lo que recuerdes de las historias que te hemos contado, que como todas y con todo el dolor que es nuestro, sepamos nuestro poder”.


Apalabrar, nombrar, decir, contar son verbos que nos empoderan y que nos ayudan a procesar el quiebre, el desgarre, el dolor. Este libro nos invita a participar de este diálogo y creo que por eso el estilo bloguero continúa en papel.


Hay relatos cortitos insertados en el texto. El de la madre de Adli y de su parto, y algunas anécdotas de Lucas en donde vemos cómo Adli procesa ciertas transformaciones y ciertos feminismos en cositas muy concretas de la crianza de Lucas. Debo admitir que ese género del relato en medio de un fluir de conciencia es lo que engancha. Son instantes donde el pensamiento, en donde todo el proceso de matertransmutar se aterriza en una anécdota que en pocas palabras lo contiene todo. Una de mis favoritas es el de la teta mordida:


“Lucas está durmiendo en posición fetal. Todo después de una mañana intensa. Ser mamá a veces es llanto. Ahí está en la cama y yo a su lado, porque es la segunda vez que se despierta de la 'siesta' llorando y diciendo mamá, algo le hace pensar que me he ido.

Hay cosas de las que las madres no podemos hablar (…) Hoy ha sido un día intenso en casa, la mañana no comenzó bien y Lucas lo sabe. Y yo también lo sé. Hace un rato entre las tareas domésticas, Lucas me pide la teta y se la doy y la muerde, le regaño, le quito la teta. Lucas llora y yo me resisto a su llanto por un breve rato pero luego vuelvo, lo intento, le doy la teta, le digo “SUAVE” pero vuelve a morder y así se repite la escena, hasta que digo ME VOY.

Ser mamá a veces es agotarse y no digo que sea lo peor que te muerdan una teta, pero duele, eso y otras cuestiones. Por eso me escondí…”


Este relato cotidiano de media página recoge TANTAS cosas. Adli se vuelve a retirar, se toma un break y le vuelve a dar la teta y Lucas la vuelve a morder…. Puedo leer mucho ahí. Por ejemplo, leo la culpa de las madres que siempre sentimos que no estamos lo suficiente y, cuando el bebé se despierta diciendo nuestro nombre, automáticamente le adjudicamos que se debe a nuestra ausencia.


Leo esa conexión que se da en la lactancia en donde el bebé sigue conectado a ti. Absorbe tu leche, pero también tu tensión, tu depresión, tu malhumor. Y aunque esto les parezca hippie, tal parece que las mordidas son mordidas solidarias que te somatizan el dolor. Está brutal, porque una se enfogona cuando te muerden la teta porque lo hacen en el peor momento (recuerdo esas mordidas de Tiago y Lara con agudeza), pero leyendo a Adli en este relato cortito, pienso que son parte de ese proceso de matertransmutar. Mamá está emocionalmente cargada, algo duele adentro, BEBÉ nos muerde y nos somatiza el dolor. Mamá se despega y se retira, se esconde, se coge un break y vuelve y se repite el proceso. Adli, Lucas tuvo que morderte la teta tres veces para que tú te cogieras un break en un día intenso, y regresaras a acariciarle el cabello, bajando revoluciones. En ese relato veo que la maternidad duele y mientras más nos aferramos, más duele. Y hay que decirlo y te agradezco que lo dijeras de tantas maneras en este libro.


Aunque el libro tiene algunas anécdotas como esta, no es un libro de relatos. (Que por cierto, pienso que por ahí puede estar el próximo libro: contar los sucesos, las pequeñas cosas de esa crianza, de ese matertransmutar. Quizás en ese libro puedas recurrir a la ficción, a la novela, porque ese señorito que ustedes ven por ahí le sobra material para un personaje novelesco bien interesante).


Volviendo al tema del primer libro (asumiendo que habrá segundo y tercero), aunque hay anécdotas y ejemplos en el texto, este libro NO es un libro de recetas de cómo ser una buena madre, o de cómo criar. Al contrario, es un libro que te ayuda a encontrar tu proceso, tu manera de maternar y te ayuda a entender que hay que romper con las recetas de la maternidad, porque maternar es un proceso colectivo que trasciende a tus hijes. Sí, la maternidad trasciende a les hijes. Y regreso a esto ahora.


A mí me pareció hasta “cute” que en la entrevista que le hicieron a Adli en Noticentro, la periodista se sorprenda porque este libro presente la maternidad como algo político. Es que no hay nada más político que maternar. Qué puede ser más político que gestar, parir, cuidar y criar seres humanos. Y ojo, hay muchas maneras de gestar, cuidar y criar que no tienen que ser biológicas. Pero es la esencia de las relaciones sociales y humanas, ¿qué más político que eso? Es hasta peligroso no ver lo político de la maternidad.


Para Silvia Federici la revolución está en el cuidado, en quienes cuidan, en cómo cuidamos de los demás y de nosotres. De ahí que la revolución tiene que ser feminista. Cuando dije que en el libro hay instancias proféticas que parecen rezos, me refería a que la autora construye en palabras lo que debería ser. En el capítulo titulado "CUIDANDO, Cuidar es de todes", la autora dice:


“Ojalá que la vida nos dé otra suerte, que las luchas de nosotras las mujeres nos lleven por caminos de más oportunidad, que podamos asumir nuestros diferentes roles sintiéndonos acompañadas siempre, sabiendo que lo vamos a lograr. Que podamos ser lo que se construye desde la lucha feminista, desde el esfuerzo colectivo, desde las arduas jornadas de las mujeres. Mientras, acá ando culminando una etapa, un proyecto, pero no dejaré de construir, de gestar para que Lucas crezca y encuentre unas condiciones más dignas, para que sea un ser humano de conciencia, para que las niñas no tengan que andar sobreviviendo. Después de todo es a través de la tarea de maternar que voy construyendo el verdadero proyecto, matertransmutando.”(54)


Aquí se invoca la utopía. Y me refiero a la utopía de Luisa Capetillo, que no es la utopía de lo inalcanzable. Para Capetillo la utopía es lo que nos señala la dirección hacia donde debemos caminar. El proyecto de maternar es, TIENE que ser, parte del proyecto de país, aunque sea duro, aunque duela.


Ser mujeres y maternar en esta sociedad machista y violenta hacia las mujeres, es mucho más que un reto, es una batalla, una lucha que no podemos dar solas (…) Tenemos que construir espacios que sean seguros y el primero es dentro de nosotras mismas. Hay que saber mirarnos sin juzgarnos, darnos la mano, escucharnos y contarnos. Tenemos que hablar de lo que nadie dice sobre ser madres, sobre lo que nos duele, sobre lo que nos agota y desespera”.


Discutía en una clase con mis estudiantes que los proyectos más difíciles de cualquier mujer feminista son la maternidad y el amor. Ser madres y amantes es un desafío de todo lo que profesamos porque hay que luchar radicalmente contra unos estándares opresivos que encajonan a la mujer en roles de abnegación, sacrificio, resiliencia, control. Entonces la lucha contra el patriarcado se convierte en una lucha cotidiana con una misma, en cuestionarnos constantemente, dudarnos, cansarnos, intentar, fallar y volver a intentar. A veces somos tan duras con nosotras y es tan agotador…


El libro “Matertransmutar” es una exhortación a abrazar toda esa amalgama de procesos desgarradores con fuerza, con intención, con acompañamiento. Es un llamado a abrazarnos desde las entrañas y juntas soñar, gestar, parir y criar la RESISTENCIA.


¡Gracias Adli por este regalo!


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