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Informe sobre la Escuela Ecosocialista 2022

Por Cristina Pérez Reyes


A la memoria de Arend van der Poel (1948-2023), bibliotecario e investigador del IIRE.


La Escuela Ecosocialista del Instituto Internacional de Investigación y de Formación (IIRE, por sus siglas en inglés) se lleva a cabo todos los años entre noviembre y diciembre en la sede del Instituto en Ámsterdam, a unos escasos 15 minutos en bicicleta del corazón de la ciudad. Esta escuela se realiza con el propósito de promover entre sus alumnos—quienes pertenecen a una organización simpatizante de la Cuarta Internacional—un análisis de la realidad anclado en la metodología marxista. Tuve la oportunidad de participar en la Escuela Ecosocialista 2022 (en adelante EE22) como representante de Democracia Socialista y como la única persona caribeña en el evento.


Es meritorio destacar que este evento no se realizaba desde el otoño del 2019, a causa de la pandemia de COVID-19 y los cierres nacionales que se dieron en todo el mundo. Por esta razón, la EE22 representa un retorno a una tradición casi ininterrumpida de la Cuarta Internacional y el IIRE desde 1995—tradición que se inició con su escuela “Nuevas Preguntas” de un mes de duración.


Entre el 19 de noviembre al 10 de diciembre de 2022, una veintena de socialistas, proveniente de una variedad de países europeos, africanos, latinoamericanos y asiáticos (Bélgica, el Estado Español, Dinamarca, Brasil, México, Argentina, Marruecos, China…) se embarcó en la locura—encantadora, por cierto—de dedicarle una cantidad de tiempo considerable al estudio del ecosocialismo a nivel regional e internacional. Estudiamos, casi sin pausa, los posicionamientos de las tendencias marxista, leninista, trostkista y mandeliana en los pensadores más leídos (y debatidos) en la Cuarta Internacional, sobre todo en el análisis de la política internacional reciente.


Nuestros días transcurrían rápidamente entre clases con un profesorado destacado, horas de estudio en los espacios comunes y tareas de reproducción social del estudiantado—entiéndase: preparar desayuno, almuerzo y cena, y asegurar la limpieza de salones y áreas de estar. Para una visualización más precisa de nuestros días ajetreados, incluyo el itinerario al que, con muy pocas variaciones, nos ceñíamos a diario.



Estructura del día

9.30-10.00: Conferencia parte 1

10.00-10.10: Descanso

10.10 a 10.40: Conferencia Parte 2

10.40-10.50: Descanso

10.50-11.20: Conferencia Parte 3

11.20-11.30: Descanso

11.30-12.15: Preguntas y respuestas

12.15 a 2.45: Almuerzo y tiempo para la lectura individual

2.45-4.15: Discusión en grupos lingüísticos

4.15-4.30: Descanso

4.30-5.10: Discusión a partir de los informes de grupos lingüísticos

5.10-5.20: Descanso

5.20-6.00: Discusión final

6.00-7.30: Tiempo de lectura

7.30: Cena


Como es de esperar de un grupo de marxistas de formaciones tan diversas, se produjeron debates acalorados y muy estimulantes en un sinnúmero de ocasiones, tanto en las reuniones plenarias como en los grupos regionales. Algunos de estos debates se dieron a raíz de la discusión de los asuntos a continuación: la invasión de Ucrania; el desarrollo político, económico y posiblemente imperial de China; la crisis climática y sus efectos, sobre todo en el sur global; el racismo y sus manifestaciones en el norte global; la reorientación paradigmática en la geopolítica a partir del colapso de la URSS hasta el presente; las distintas luchas de las izquierdas latinoamericanas; las luchas feminista y LGBTTIQ+, entre otros.



Falta mencionar, por supuesto, el equipo de docentes que se esforzó para que la camada de la Escuela Ecosocialista 2022 tuviera una formación completa durante el transcurso de escasamente tres semanas. Antes que todo, quisiera destacar a Maral Jefroudi y Alex De Jong, quienes co-dirigen el IIRE y a quienes les debemos el mejor funcionamiento de esta escuela. Además, quisiera agradecer el trabajo monumental que realizó el grupo de traducción, que muy a pesar de la variedad de idiomas, acentos y velocidades al hablar, lograron que las personas allí presentes pudiéramos entendernos en la medida posible. A continuación, incluiré un listado del profesorado y las clases que impartieron, en orden cronológico:


  • Alex Merlo: (a) Introducción al pensamiento y método de Marx;

(b) Introducción a la crítica marxista de la economía política

  • Leila Mathias: La lucha contra el racismo

  • Maral Jefroudi: ¿Qué es la clase?

  • Penelope Duggan: (a) Movimientos de mujeres que luchan por la liberación sexual y de género; (b) El papel estratégico del internacionalismo y la necesidad de una internacional

  • Ana Cristina Carvalhaes: Imperialismo y desorden geopolítico

  • Peter Drucker: Movimientos LGBTIQ y liberación

  • Christine Poupin: ¿Qué es el ecosocialismo?

  • Artem Tivda: La guerra en Ucrania y su impacto

  • Joseph Daher: Revolución y contrarrevolución en Oriente Medio

  • Au Loong-Yu: El cambiante papel internacional de China

  • Omar: La deuda, una herramienta del neocolonialismo en África

  • Daniel Albarracín: Las ondas largas del capitalismo contemporáneo

  • Luis Rangel: Movimientos y luchas sociales en América Latina

  • Nadia De Mond: Autoorganización y democracia interna

  • Manuel Garí Ramos: Crisis climática y necesidad de transformación social

  • Catherine Samary: Programa de transición: socialismo o barbarie


Haga clic aquí para acceder al itinerario y las lecturas de la Escuela Ecosocialista 2022.


A pesar de que todas las conferencias fueron útiles, hubo una serie de debates particularmente enriquecedores. Algunos de estos me obligaron a repensar posturas que había asumido anteriormente. En otras ocasiones, se me presentaron conceptos o tendencias que conocía muy poco o que desconocía por completo. Entre estos debates debo destacar, en primer lugar, las conferencias de Alex Merlo y Daniel Albarracín por detallar cuidadosamente el pensamiento teórico de Marx y de Ernest Mandel, respectivamente.


La formación política y teórica que tengo, sin duda, se la debo en gran medida a la Escuela de Formación Política y al Seminario de El capital, ambas iniciativas de Democracia Socialista. La EE22, por otra parte, me hizo releer esos textos marxistas fundamentales y discutirlos con camaradas de todas partes del mundo. Estos debates nos proveyeron un espacio seguro para preguntar, para leer críticamente, para compartir experiencias y conocimientos, e, incluso, para imaginar un futuro distinto—anclados siempre, en un análisis riguroso, objetivo, de las condiciones materiales, sociales, históricas de cada país.


Destaco como una de las discusiones teóricas más enriquecedoras para mí la conferencia de Daniel Albarracín sobre “Las ondas largas del capitalismo”. Esta conferencia surge de los textos de uno de los pensadores destacados del IIRE y de la Cuarta: Ernest Mandel. Mandel plantea que, al aplicar un análisis marxista al estudio del “capitalismo tardío”, se puede vislumbrar un patrón particular: las crisis, cada vez más profundas y extensas del capitalismo, se seguirán agravando en tanto y en cuanto el sistema capitalista siga devorando los recursos mismos que necesita para subsistir: los recursos naturales finitos (conocidos en la obra de Marx como “materia prima”) y las trabajadoras y trabajadores que venden su fuerza de trabajo para comprar sus medios de vida.


En la conferencia de Albarracín, se nos presentó una postura muy lógica, e ilustrativa de la manifestación dominante del capitalismo a nivel internacional. El neoliberalismo es la política económica que asumió el capitalismo, desde la década del 1970, para intentar salvarse de las crisis que este sistema mismo provoca. Esta política económica de capitalismo provocó que el “estado benefactor” que beneficiaba a la población (y que compensaba las deficiencias del capitalismo a la hora de lograr que los trabajadores tengan medios de subsistencia) se desarticule y se privatice. Ahora, el estado beneficiará a las corporaciones mediante contratos, a la vez que se inutilizan los servicios que proveía para la clase trabajadora y que ahora pasan a manos privadas—a un costo elevado, por cierto, para aumentar las ganancias de los entes privados contratados.


A esto se le añade el factor “deuda pública”: otra forma en la que las corporaciones se nutren de fondos públicos, a costa, nuevamente, de la clase trabajadora. La deuda pública es, a su vez, una forma de neocolonización, de depredación de países del sur global. Y esa agudización del colonialismo a través de la crisis de la deuda es, precisamente, lo que experimentamos en Puerto Rico a través del pago de una deuda que no ha sido auditada, cuyos planes de pagos los negoció—en detrimento de la salud pública, la educación, y demás servicios esenciales—una Junta de Control Fiscal nombrada unilateralmente por el Congreso de los Estados Unidos. Así que, aunque ya el tema del neoliberalismo como herramienta del capitalismo tardío es una constante en las discusiones plenarias y en los caucus de Democracia Socialista, ciertamente me permitió profundizar en el estudio de estas dinámicas al analizar las experiencias de otros países que también cargan con deudas impagables y burguesías enriquecidas por fondos estatales.


Otra discusión que resultó particularmente estimulante–esta vez a cargo de Christine Poupin– trajo a colación la necesidad de las luchas ambientales, y las transformaciones que deben surgir a partir de la planificación económica para detener, en la medida posible, la destrucción de los recursos finitos. Uno de los debates se centró en el “decrecimiento” como estrategia para frenar la crisis climática vis à vis la postura de promover cierto desarrollo industrial en los países subdesarrollados para alcanzar los avances tecnológicos de los países desarrollados. En esta segunda postura, discutida en el grupo latinoamericano, se plantea que los países desarrollados–EEUU, Alemania, Japón, China, India, entre otros–adopten medidas para reducir su desarrollo económico y para privilegiar el bienestar de la población y el medioambiente sobre las ganancias económicas. A su vez, se plantea que, para lograr un avance igual entre el Norte y el Sur Global, habría que permitir la industrialización modesta de países agrícolas, históricamente explotados y subdesarrollados. Esto con el fin de que todas las naciones tengan a su disposición las tecnologías necesarias para reducir dramáticamente en un futuro cercano las emisiones totales, sin perjudicar el desarrollo de la economía de consumo a una economía planificada.


De más está decir que la discusión fue acalorada. Mientras algunos compañeros latinoamericanos veían la extracción de litio como un mal necesario para el desarrollo de sus países, para una isla minúscula como Puerto Rico sería impensable sacrificar los pocos recursos naturales que tenemos para desarrollar la economía del país. Ciertamente, nos urge como marxistas encontrar soluciones concretas para las condiciones particulares de cada territorio.

En fin, haría falta continuar estos y otros debates dentro de Democracia Socialista e insertarnos en la discusión a nivel internacional para plantear nuestras posturas–que bien pudieran servir para matizar y diversificar la discusión. Ciertamente, es un proceso que no termina aquí, sino que, espero, podamos continuar en el futuro.


En cuestión de días, los y las camaradas logramos formar lazos—no solo de solidaridad, sino de amistad—a pesar de las diferencias en edad, género, idioma y formación política y organizativa. De estos lazos, han surgido iniciativas posteriores a la Escuela Socialista 2022, como, por ejemplo, la posibilidad de realizar una Escuela Ecosocialista regional, que se lleve a cabo en América Latina y que verse sobre las luchas latinoamericanas y las particularidades de cada región. Espero que en un futuro cercano podamos lograr este cometido. A su vez, me entusiasma la idea de que Democracia Socialista continúe fortaleciendo sus lazos con el IIRE a través de la formación de cuadros socialistas y de proyectos de investigación en el archivo maravilloso que tienen en su sede en Lombokstraat.




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