Por la Junta Editorial de momento crítico
¡Cambiemos el sistema (capitalista), no el clima! (System change, not climate change!)
Esta fue una consigna muy popular en las manifestaciones de decenas de miles de personas en Seattle, EEUU, en 1999, contra la “cumbre” de la Organización Mundial de Comercio (OMC) (WTO, por sus siglas en inglés). Esta organización de más de 160 países la dominan los países capitalistas “desarrollados”. La WTO empuja la eliminación de las “barreras económicas” entre países, entre ellas las de protección del ambiente, y regula el comercio mundial. Bajo la excusa de desarrollar la economía internacional, promueve los intereses del gran capital a costa de las economías de pequeña escala, de la destrucción ambiental y de la pobreza.
Han pasado 32 años y, ahora en el 2021, debemos continuar con la misma consigna. No nos dejemos engañar por la idea de que los problemas ambientales los podemos resolver con medidas individuales o con cambios cosméticos al sistema capitalista. Hace falta acción colectiva y política para lograr detener las acciones depredadoras de las corporaciones que anteponen sus ganancias al bienestar de la humanidad.
En estos días, en nuestro archipiélago, esto implica unir nuestras consignas pro ambiente a múltiples sectores para lograr cancelar el oneroso contrato firmado por el gobierno y la corporación buitre LUMA Energy. Dicho contrato es tan unilateral que hasta sectores tradicionalmente “conservadores”, como la Asociación de Industriales y los Blanco de WAPA Radio, se han unido a la Asociación de Alcaldes, Cámara de Representantes, Centro para la Nueva Economía detrás de los trabajadores y trabajadoras y gerenciales de la Autoridad de Energía Eléctrica para repudiarlo.
Desde el punto de vista ambiental, si se implementa el contrato el 1 de junio próximo, LUMA continuará con la trayectoria de perpetuar la producción de energía mediante la quema de combustibles, envenenando a las comunidades circundantes con sus emisiones y produciendo gases de invernadero que potencian eventos climáticos catastróficos y que tanto daño han provocado en nuestro País y hemisferio.
Además, si LUMA entra a administrar la autoridad, utilizará los $15,000 millones asignados por FEMA para restaurar nuestro sistema eléctrico averiado por los huracanes y terremotos de manera idéntica a como estaba antes del huracán María, como si eso fuera algún adelanto. Si este contrato se impone, nuestro País perdería la oportunidad única de utilizar estos recursos para rediseñar un sistema de energía renovable con enfoque en paneles fotovoltaicos en los techos de las viviendas, con almacenamiento en el mismo lugar de consumo.
Después de las lecciones de corrupción de Whitefish y Cobra, se le debería caer la cara de vergüenza a Natalie Jaresko, Wanda Vázquez, José Ortiz, Fermín Fontánez, Omar Marrero y Pedro Pierluisi por haber firmado y apoyado este contrato. Pero de los sectores patronales y corporativos no se puede esperar otra cosa.
Es necesario, en lo inmediato, derrotar a LUMA y anular el contrato de privatización de la Autoridad de Energía Eléctrica. Pero sabemos que el problema del cambio climático se debe atender inmediatamente si queremos preservar la vida humana tal y como la conocemos. Y la lucha en contra del cambio climático y a favor de una sociedad en armonía con nuestro ambiente natural, es incompatible con el sistema capitalista. El capitalismo, que se fundamenta en la propiedad privada de los medios de producción, se guía ciegamente por la ganancia privada. Por eso, a pesar de todo pronóstico científico, el sistema económico sigue girando alrededor de lo que le resulte en ganancias para el gran capital, no importa el daño: la mayoría de los intereses capitalistas continúan apoyando la generación energética a través de la quema de combustibles fósiles como el petróleo y el gas, continúa promoviendo la transportación privada automovilística (sobre la transportación social y colectiva) [1], continúa los procesos de deforestación, sin importarles las consecuencias, que hasta incluyen la propagación de nuevas enfermedades como el COVID-19 y su mal manejo por parte del Estado patronal [2]. Si bien es cierto que, en el pasado, el capitalismo ha logrado adaptarse a las necesidades sociales que hacen peligrar su propia existencia, el cambio climático requiere de un cambio tan drástico y urgente que se le hace imposible esta vez [3].
Una sociedad distinta requerirá que las grandes mayorías derroquen el sistema capitalista, que se rige bajo la lógica de la ganancia, y en su lugar suplantarlo por una economía cuya producción y consumo sean dirigidos a satisfacer las necesidades sociales en armonía con el entorno natural. En fin, hace falta una sociedad ecosocialista, que sea capaz de planificar racionalmente la producción económica pero que supere las visiones productivistas y burocráticos de los países socialistas del pasado. No solo es necesaria esta tipa de sociedad: no queda de otra. En las palabras de Daniel Tanuro, ¡es demasiado tarde para ser pesimistas [4]!
Unámonos a millones de personas en el mundo para celebrar el día 22 de abril, Día Mundial del Planeta Tierra, inspiradxs en Seattle, como parte de las actividades para repudiar el contrato y exigir un cambio sistémico. Finalmente, acompáñanos el Primero de Mayo para gritar:
¡Todo Puerto Rico contra LUMA!
¡Por una alternativa ecosocialista!
Notas:
[1] "Un cambio radical en el transporte es imperativo". https://fourth.international/es/comite-internacional/666/302?
[2] "Pandemia, capitalismo y crisis climática". https://vientosur.info/pandemia-capitalismo-y-crisis-climatica/
[3] "La destrucción capitalista del medioambiente y la alternativa ecosocialista". https://fourth.international/es/congresos-mundiales/511/29
[4] "¡Demasiado tarde para ser pesimistas! Entrevista a Daniel Tanuro". https://vientosur.info/demasiado-tarde-para-ser-pesimistas-3/
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